En esta semana del Mobile World Congress (MWC23) han sonado con fuerza conceptos y tecnologías como el 6G, la realidad extendida (XR), el fair share para el pago de las redes o el metaverso versus el matterverse. Pero entre tanta innovación, cacharreo y propuestas de ciencia ficción, también ha habido sitio para realidades algo más cercanas, como las redes privadas móviles (MPM) 5G.

robots en un paisaje de ciencia ficción
No todo es ciencia ficción en el MWC23. Foto de Pixabay

¿Qué son las redes privadas 5G?

Las MPM 5G son redes móviles que funcionan sin cables ni conexiones WiFi; lo hacen desplegando antenas y dispositivos (igual que las redes 5G que nos dan servicio a todos). Las llamamos privadas porque se establecen para un único gran cliente con elementos dedicados exclusivamente a ese cliente.

Facilitar el acceso al espectro a entidades interesadas en establecer una red para sus necesidades internas con tecnología 5G permite que éstas no sean obligatoriamente explotadas por operadores tradicionales. Así, es el propio gran cliente interesado el que se autoprovee de esta conectividad dando lugar a “redes en régimen de autoprestación”.

De este modo, las necesidades de estos grandes clientes pueden ser atendidas tanto por los operadores de telecomunicaciones como por las propias entidades que necesitan esta conectividad (que pueden desarrollarla conjuntamente con fabricantes u otros integradores).

¿Para qué sirven las redes privadas 5G?

Como vemos, son redes de comunicaciones a medida para dar respuestas a necesidades de conectividad concretas, fundamentalmente, para usos industriales. Además, la baja latencia y la alta velocidad del 5G garantizan que esas comunicaciones se adapten a los entornos más exigentes.

En la llamada industria 4.0 este tipo de redes privadas puede desempeñar funciones clave en la producción, ayudando a las empresas a mejorar la eficiencia y lograr la transformación digital. Garantizan conexiones inmediatas y estables para gestionar en tiempo real grandes cantidades de maquinaria o sistemas logísticos, por ejemplo. Y todo ello, sin necesidad de cables.

Por el momento, el despliegue de este tipo de redes privadas no es muy significativo en España, aunque son numerosos los proyectos piloto. Es más que probable que el interés aumente significativamente en breve ya que parte de la banda de 26 GHz no fue licitada para que se pueda dedicar a estas redes en autoprestación (ver informe CNMC). Además, gigantes tecnológicos como Amazon o Microsoft ya ofrecen sus infraestructuras en la nube para estos propósitos.

Las redes privadas y la CNMC

En la CNMC ya hemos empezado a trabajar en este campo: en el reciente informe sobre el proyecto de Orden que aprueba el Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias (CNAF) sobre el uso del dominio público radioeléctrico (IPN/CNMC/030/22), ya nos pronunciamos a favor de una reserva de espectro para estas redes privadas de ámbito local en régimen de autoprestación en la banda de 26 GHz.

Además, hace unas semanas os contábamos también en el blog que la CNMC ha asignado el primer código IRM de tres dígitos para una red privada de este tipo que lo requería por su cobertura extensa, en concreto para la empresa Iberdrola que nos comunicó esta necesidad para desplegar una red móvil privada en régimen de autoprestación entre sus subestaciones eléctricas en España.

Si necesitas más información…

Sobre redes 5G hemos hablado bastante por el blog:

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