La carta tradicional, con su sobre y sus sellos, se ha convertido en un artefacto que causa curiosidad y extrañeza en las nuevas generaciones. Más allá de la correspondencia burocrática, el envío de cartas entre conocidos, amigos y familiares quedó completamente opacado con la llegada de las comunicaciones electrónicas. Los apocalípticos —nombre que dio Umberto Eco a aquellos grupos temerosos de la tecnología—, pronosticaron un futuro muy negro para los servicios de correo postal. No obstante, la realidad es que este sector cada vez está más lejos de desaparecer.

Los miembros del Grupo de Reguladores Europeos de Servicios Postales (ERGP) reunidos en la sala de reuniones de la CNMC de Barcelona

Reunión del ERGP en la CNMC de Barcelona. Fuente: CNMC.

Durante los meses de confinamiento por la pandemia de COVID-19 se alcanzó un repunte histórico del comercio electrónico y los marketplaces. Las cartas y las postales se han convertido en envíos residuales en comparación con la cantidad de paquetes que circulan de acá para allá. Tanto es así que la palabra que usábamos para denominar al tradicional «cartero» está cayendo en desuso y siendo sustituida por «repartidor».

Aunque esto ha supuesto una evolución —y, tal vez, una revolución— para los servicios de correo, el cambio de paradigma ha puesto sobre la mesa una serie de cuestiones que, hasta el momento, no se habían planteado ni regulado. Entonces… ¿cuál es el futuro del sector postal?

Plenaria de reguladores europeos en Barcelona

Para abordar todas estas cuestiones, en noviembre el Grupo de Reguladores Europeos de Servicios Postales (ERGP) celebró una jornada pública y una sesión plenaria en la sede de Barcelona de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Este grupo, compuesto por las 27 autoridades reguladoras nacionales de los servicios postales de la Unión Europea, del Espacio Económico Europeo y de los países candidatos a la adhesión a la UE, tiene por objetivo respaldar y asistir a la Comisión Europea en el desarrollo del mercado interior de los servicios postales, así como en la aplicación de la regulación postal de forma coherente en todos los Estados miembros.

Quo vadis, servicio postal universal?

Durante la primera jornada pública se debatió sobre el futuro del servicio postal universal. Uno de los temas estrella fue el fuerte descenso en número de cartas envidas frente al auge de los envíos de paquetes postales y su impacto sobre el servicio postal universal. El debate se centró en los nuevos hábitos y necesidades de los usuarios y las experiencias de los países que han reformado su servicio postal. Además, a lo largo del seminario se manifestó la preocupación de los diferentes actores del sector postal sobre su sostenibilidad medioambiental. Y es que un aumento de los envíos, con plazos de entrega más rápidos, con artículos más pesados y entre lugares más distantes, acarrea un mayor impacto sobre el planeta.

El segundo día tuvo lugar la sesión plenaria del ERGP—la primera reunión plenaria de 2022 había tenido lugar el 30 de junio en Madrid—, bajo la presidencia de Petros Galides, Comisionado Adjunto de la Autoridades de Comunicaciones de Chipre (OCECPR), y con el apoyo de Spyros Pantelis, Vicepresidente de la Comisión Helénica de Telecomunicaciones y Correos (EETT). La sesión retomó los temas de la jornada anterior y aprobó el plan de trabajo del ERGP para el año 2023 el cual incluirá, por solicitud de la Comisión Europea, un estudio y un informe que puedan asentar las bases para la modificación del marco comunitario regulador de los servicios postales.

Otras cuestiones sobre las que trabajará el ERGP el año que viene son: el impacto de las plataformas digitales en el correo postal; la calidad del servicio postal, la protección al usuario y la tramitación de reclamaciones; los indicadores básicos del sector postal; el acceso a la red postal en el contexto de auge del comercio electrónico; y la sostenibilidad ambiental en el sector postal.

Contenidos relacionados:

Comparte esta noticia en tus redes