Mitos y realidades de las gasolineras desatendidas

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La experiencia en otros sectores nos dice que cuando se introduce mayor libertad económica en un sector, la reacción previsible es presionar para crear normativa que prohíba los nuevos formatos. Pero “que sea previsible no implica que sea menos perjudicial para los consumidores y para la actividad empresarial”, como dice un reciente informe de la CNMC sobre gasolineras desatendidas (“Propuesta referente a la regulación del mercado de distribución de carburantes de automoción a través de estaciones de servicio desatendidas”).
La instalación de gasolineras desatendidas en España no ha fallado a las previsiones y ha provocado la aparición de normativa en algunas comunidades autónomas que tratan de limitar o incluso prohibir su desarrollo.
La normativa entiende por gasolineras desatendidas aquellas instalaciones en las que no existe personal afecto a la instalación y el suministro al vehículo lo realiza el usuario. Empezamos mal, ya que parece ciertamente peyorativa la denominación legal de este modelo de negocio, asentado en Europa desde hace decenios. Por otro lado, el término “desatendida” no llega a igualar, en parcialidad, al empleado en algunos medios de comunicación que denominan a estos negocios “gasolineras fantasmas”. Esta denominación puede inducir en algunos consumidores un poco de miedo, aunque la evidencia empírica no constata hasta la fecha apariciones que mencionar.
Estas gasolineras se corresponden en España con el modelo de negocio denominado unmanned filling (or gas) station en inglés. Es decir, una instalación sin personal físico que atienda presencialmente a los usuarios de la instalación. En definitiva, una máquina de venta automática o vending como la que facilita infinidad de otros productos. Desde refrescos a bollería. Alimentarios y no alimentarios. Incluso productos farmacéuticos.
Por otro lado, la normativa considera que una instalación en autoservicio es aquélla en la que en el suministro al vehículo la operación de llenado la realiza el cliente, pero el surtidor es activado por un operario desde el centro de control de la instalación. Desde dicho centro, en lugar de hacerse de forma automatizada, se debe esperar a autorizar manualmente la entrega. Adicionalmente, en caso de emergencia, no entrarían necesariamente en funcionamiento los sistemas automáticos para parar y bloquear el surtidor con los que cuenta la gasolinera automática, sino que dicha parada y bloqueo, en ocasiones, debe realizarse manualmente.
Por último, una instalación atendida sería aquélla cuyo suministro al vehículo lo realiza el personal físicamente presente en la instalación.
Según los datos que proporciona la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (AESAE), habría en estos momentos en España unas 300 gasolineras automáticas (incluidas dentro de las denominadas desatendidas). Es decir, menos del 5% del total de las estaciones de servicio.
Gasolineras desatendidas
Hay que tener en cuenta que el sector de los carburantes de automoción, gasolina y gasóleo, genera anualmente en España unos 40.000 millones de euros. Esto equivale a un 4% del PIB nacional y supera la facturación del sector eléctrico. “Un abastecimiento competitivo en ubicación, precios, calidad y servicio, tiene una clara repercusión en términos de bienestar (hogares) y competitividad (empresas)”, puntualiza el informe de la CNMC.
El porcentaje de gasolineras automáticas en España nos sitúa muy lejos de otros países europeos, muy preocupados por la seguridad, la calidad y la integración laboral de las personas con capacidades diversas, como Dinamarca o Suecia (donde el 65,9% y 61,1%, respectivamente, son gasolineras de este formato innovador en España).
Tabla 1: Distribución de EE.SS. desatendidas por países:

País % EE.SS. automáticas (Desatendidas)
Bélgica 18.6%
Dinamarca 65.9%
Alemania 4.6%
Francia 8.8%
Italia  0.7%
Holanda  23.7%
Austria 10.8%
Suecia 61.1%
Reino Unido 2.9%

 Fuente: Consumer Market Study on the Functioning of the market for Vehicle Fuels from a Consumer Perspective
Si hablamos del precio en estas gasolineras automáticas, un estudio para la Comisión Europea detectó que los precios medios son alrededor de un 2% más baratos respecto a las estaciones de servicio atendidas. Para España, el precio de la gasolina 95 era 2 céntimos inferior (-1,4%) y el del gasóleo, 4 céntimos (-3%).
Tabla 4: Precios de la Gasolina 95 por países y tipo de EE.SS.:

País Precios EE.SS. Atendidas Precios EE.SS. Automáticas (Desatendidas) Dif. Precios
Bélgica 1,63 1,53 -6,10%
Dinamarca 1,6 1,58 -1%
Estonia 1,32 1,32 -0,40%
Grecia 1,69 1,71 1,30%
España 1,38 1,36 -1,40%
Letonia 0,95 0,95 -0,70%
Lituania 1,39 1,37 -1,40%
Holanda 1,78 1,72 -3,10%
Austria 1,45 1,34 -7,30%
Eslovenia 1,48 1,47 -0,30%
Finlandia 1,63 1,63 -0,10%
Suecia 1,68 1,65 -1,50%
Islandia 1,53 1,52 -0,50%
Noruega 1,96 1,88 -4,50%

Fuente: Consumer market study on the functioning of the market for vehicle fuels from a consumer perspective.
Pero es que además, otro estudio demostró que duplicar el número de gasolineras desatendidas en un barrio o ayuntamiento suponía, de media, una reducción de 22 céntimos el litro en esa zona.

Empiezan las presiones

Las normativas que tratan de limitar o prohibir la instalación de gasolineras automáticas (desatendidas) invocan la seguridad, la protección del consumidor, la protección de los discapacitados y el mantenimiento de los actuales empleos.
Todos estos argumentos son dignos de análisis y preocupan en gran medida a la CNMC. Pero no es suficiente con invocarlos. Un cuidadoso análisis lleva a concluir que son contrarios a la evidencia empírica y que no están suficientemente justificados.
Por ejemplo, apunta el estudio de la CNMC que sólo hay que fijarse en lo que ha ocurrido en otros países de la Unión Europea. O, sin ir más lejos, en España, con las estaciones de servicio que operan desde hace décadas en las cooperativas agrícolas, de forma auténticamente “desatendidas”, es decir, sin personal que supervise desde un centro de control fuera de la instalación.
Gasolineras desatendidas en cooperativas

Mito 1: Las gasolineras desatendidas son inseguras

Las gasolineras desatendidas no tienen por qué ser más inseguras que las gasolineras que cuentan con personal. La mayor parte de las cooperativas llevan actuando en régimen de estaciones de servicio desatendidas desde hace años, sin que se haya tenido conocimiento de accidentes graves ni tengan una mayor propensión a los accidentes como consecuencia de la falta de personal que las estaciones con personal. De hecho, en ocasiones, la automatización del cierre del suministro puede funcionar con mayor velocidad que un humano. Por ejemplo, porque en momentos de gran afluencia haya sido necesario dejar el boquerel abierto y bloqueado, mientras se aprovisiona a otro cliente.
Este hecho, junto a la evidencia de la Unión Europea, muestra que la seguridad queda garantizada sin exigir que haya una persona de forma permanente en la gasolinera. Hay normativa comunitaria que así lo exige. Por ello, dice el informe de la CNMC, “las normativas que introducen esta obligatoriedad incrementan los costes de las estaciones de servicio, reducen las posibilidades de competencia y constituyen barreras a la entrada de nuevos operadores en el mercado sin que garanticen un mayor nivel de seguridad a los consumidores”.
Según un estudio del gobierno francés, sólo el 8% de los accidentes en las gasolineras se producen durante el repostaje de combustible a los usuarios. El 92% restante se produce durante labores de mantenimiento, de suministro de carburantes a los tanques de la instalación, etc.
Además de la normativa de la Unión Europea, en España existe normativa de seguridad, aplicable a todas las gasolineras (atendidas o no), que garantizan la seguridad de la actividad de suministro de carburantes.
Las gasolineras automáticas y las desatendidas de las cooperativas agrarias pueden garantizar la seguridad de las instalaciones a través de sistemas de detección y extinción de fuegos que cumplan con los requisitos de la Instrucción Técnica MI-IP04. Pueden, además, contar con un sistema de vigilancia de 24h, así como un sistema de seguimiento y respuesta a incidencias que pueda garantizar la correcta provisión del servicio de suministro de carburantes del mismo modo o con mayor velocidad ante accidentes que en las gasolineras atendidas.
El informe del gobierno francés mencionado arriba incluye una serie de recomendaciones de sistemas de seguridad que podrían ser implantados en cualquier tipo de gasolinera. La implantación de dichas medidas mitigaría el riesgo de accidentes e incrementaría la seguridad en las estaciones de servicio, no siendo necesario para ello tener personal afecto a la instalación.

Mito 2: El consumidor queda desprotegido

La verdadera protección del consumidor es un objetivo alineado con la defensa y promoción de la competencia. Pero, “en ocasiones, una protección mal entendida de los derechos e intereses del consumidor y usuario puede, en la práctica, perjudicar a los consumidores, en términos de una menor oferta o de precios ineficientes”, aclara el informe de la CNMC. “En el caso que nos ocupa, la obligación de servicio atendido [en la gasolinera] no beneficia a los consumidores ni en términos de precios, ni de seguridad, ni de calidad del servicio”.
Un informe para la Comisión Europea analizó las quejas de los usuarios de las gasolineras. El estudio descubrió que únicamente el 10% de los clientes tuvo problemas en una gasolinera desatendida y no pudo dar con una persona responsable. El 90% restante de las quejas de los consumidores están relacionadas con otros problemas, particularmente el precio del carburante y el tiempo de espera para repostar. “Ambos problemas pueden mitigarse con la apertura de nuevas estaciones de servicio desatendidas”, apunta el estudio de la CNMC, permitiendo y no prohibiendo su competencia con las gasolineras atendidas.

Mito 3: Las gasolineras automáticas o desatendidas dañan el empleo

Ya hemos mencionado antes que el nivel de competencia en el sector la distribución de carburantes repercute no sólo en el bienestar de los consumidores, sino también en la competitividad de las empresas y la productividad general del país.
En este caso, ha sido el Real Decreto Ley 4/2013 de medidas de apoyo al emprendedor y de estímulo del crecimiento y de la creación de empleo, el que elimina barreras administrativas, simplifica trámites a la apertura de nuevas instalaciones de suministro minorista de carburantes e incluye medidas para fomentar la entrada de nuevos operadores. Asimismo, facilita la apertura de estaciones de servicio en centros comerciales, parques comerciales, establecimientos de inspección técnica de vehículos y zonas o polígonos industriales.
De hecho, la mayor parte de las empresas que están instalando gasolineras automáticas son de nueva creación. Empresas innovadoras, algunas de las cuáles pueden tener la consideración de start-ups y que se comportan como mavericks (pioneros). Defendiendo de forma decidida la competencia en el mercado y la mejora de la eficiencia en la puesta a disposición del producto creando empleo de calidad.
La creación de nuevas estaciones de servicio, la tecnología para que operen y mantengan la seguridad, la televigilancia de las instalaciones en el caso de las automáticas, favorecen la creación de empleos de valor añadido. Empleos que son habituales en el resto de la Unión Europea y que, atendiendo al mercado interior, podría ser ilegal por parte de algunas Comunidades Autónomas pretender prohibir.

Mito 4: Las gasolineras automáticas o desatendidas perjudican a los discapacitados

Es cierto que una parte de la población discapacitada puede tener dificultades para aprovisionarse en las estaciones automáticas en caso de que viajen en su vehículo solas. Esta dificultad ha preocupado especialmente a la CNMC a la hora de elaborar al estudio. Sin embargo, estas dificultades son compartidas con todos los países de la Unión Europea y de los países más avanzados. Destaca el ejemplo de Suecia, con una política de integración social especialmente robusta y que, sin embargo, tiene un porcentaje de estaciones automáticas superior al 60%.
¿Cómo es esto posible? En este importante tema social, los países más avanzados han encontrado que la respuesta reside en una consideración integral de la persona discapacitada como consumidor y como trabajador.
En primer lugar, como consumidor, las normativas más avanzadas buscan la integración de las personas diversamente capaces permitiéndoles el máximo grado de autonomía. Esto no implica prohibir modelos de negocio innovadores, sino emplear la tecnología para adaptarlos, maximizando las posibilidades de que sean empleados por el porcentaje más elevado posible de la población. En el caso de aquellos usuarios necesitados de apoyo para repostar, que viajen solos y no pueda realizar el suministro uno de los acompañantes, las normas prevén que las estaciones automáticas realicen los mayores esfuerzos para que el aprovisionamiento pueda realizarse. Por ejemplo, con accesos sencillos, innovación en los sistemas de aprovisionamiento o pago, y el resto de medidas arquitectónicas y técnicas que facilitan el empleo de las nuevas tecnologías que capaciten a dichos usuarios, como indica en España la Fundación ONCE.
Incluso una vez realizado dicho esfuerzo, seguirá existiendo un porcentaje de la población que tenga dificultades para el empleo de la máquina automática. ¿Eso lleva a prohibir este modelo de negocio para toda la población? Por supuesto que no.
La reducción de precios que implica la existencia de este modelo innovador favorece a todos los consumidores. También a las personas discapacitadas que se aprovisionen en otras estaciones atendidas que seguirán existiendo. Recordemos que se trata de competir, no de sustituir unas gasolineras por otras. En ningún país de la Unión Europea han desaparecido las gasolineras atendidas. En ningún país de la Unión Europea se ha prohibido (a nivel nacional) las gasolineras automáticas.
En segundo lugar, como trabajador, las empresas innovadoras en estaciones automatizadas tienen sistemas de supervisión, de telepresencia, que pueden ser más proclives a la integración laboral de las personas con cierto tipo de discapacidades laborales que no podrían, por ejemplo, trabajar atendiendo en otro formato de gasolinera, igualmente demandadas por parte de la población.
Por último, el estudio de la CNMC ha ayudado igualmente a concienciar a la sociedad española de las necesidades de las personas discapacitadas también en este importante sector de la economía española. Suecos, daneses, belgas y otros nacionales de la UE han considerado desde hace años que la prohibición de este modelo de negocio de máquinas automáticas en el aprovisionamiento de carburantes no favorece a los discapacitados, ni como consumidor ni como trabajadores. Al contrario. La prohibición limita su libertad y la del resto de la población.
Después de un estudio en profundidad, no se han encontrado motivos por los que España, en este tema, deba ser diferente.
Resumen gasolineras desatendidas

10 conclusiones y 11 recomendaciones

Podéis descargaros el estudio completo de la CNMC acerca de gasolineras desatendidas. Aquí os resumimos 10 conclusiones y 11 recomendaciones para este sector.
Gasolineras desatendidas: Conclusiones y recomendaciones

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