El próximo 30 de noviembre comienza, en París, la “cumbre del Clima”, la COP21 (vigésimo primera Conferencia de las Partes). En este encuentro se tratará de cerrar el primer acuerdo global para intentar frenar el cambio climático
¿Por qué es tan importante esta “Cumbre” y qué se espera de ella?
La vigésimo primera Conferencia de las Partes (COP21) es la reunión anual de los 195 países firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), un tratado internacional firmado en 1992 en el que se reconoce la importancia del calentamiento global.
En esta reunión se espera la firma de un protocolo que sustituya al de Kioto y que se empezaría a aplicar a partir de 2020. El propósito es que los 195 países firmantes lleven a cabo políticas de reducciones de emisiones y que se fije como objetivo que el incremento de la temperatura global media no supere los dos grados (los científicos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático aseguran que más de dos grados representaría un riesgo sustancial para que se produzca un punto de inflexión climático que podría tener impactos no tolerables sobre el bienestar humano)
En este sentido, la Unión Europea espera que este acuerdo:
- sea jurídicamente vinculante, ambicioso y sostenible en el marco de la CMNUC.
- comprometa a todas las Partes a planificar, prepararse y responder ante los impactos negativos del cambio climático.
- inste a todas las Partes a reforzar el control, las notificaciones, el intercambio de información y la cooperación con el fin de aumentar la eficacia de las medidas de adaptación.
- contribuya a ayudar a todos los países, especialmente a los más pobres y vulnerables.
- subraye que una actuación ambiciosa, tanto sobre la mitigación como sobre la adaptación, incluida una reducción eficiente del riesgo de desastres, son primordiales para gestionar y reducir el riesgo de efectos adversos del cambio climático, comprendiendo aspectos tales como el riesgo de pérdidas y daños.
¿En qué consiste el cambio climático?
El cambio climático es la variación global del clima de la Tierra. Es debido a causas naturales y también a la acción del hombre.
En la atmósfera existen gases. Sin ellos, la vida tal como la conocemos no sería posible ya que el planeta sería demasiado frío. Entre estos gases se encuentran el dióxido de carbono, el óxido nitroso y el metano, que son liberados por la industria, la agricultura y la combustión de combustibles fósiles. Hasta aquí todo en orden ya que la naturaleza se encargaba, hasta hace unos años, de equilibrar las emisiones.
El problema surge, según la comunidad científica, cuando la concentración de gases aumenta de tal manera que se rompe el equilibrio existente. Que es lo que está ocurriendo con las consecuencias que ya conocemos: sequías, pérdidas de cultivos, territorios inundados, poblaciones sin agua, etc.
Los diferentes gases invernadero poseen capacidades de retención de calor muy diferentes. Algunos de ellos pueden retener aún más calor que el CO2. Una molécula de metano produce más de 20 veces el calentamiento de una molécula de CO2. El óxido nitroso es 300 veces más poderoso que el CO2. Otros gases, como los clorofluorocarbonos (que han sido prohibidos en la mayor parte del mundo porque también degradan la capa de ozono), tienen un potencial de retención de calor que es miles de veces mayor que el CO2. Sin embargo, dado que sus concentraciones son mucho menores que el CO2, ninguno de estos gases aumenta tanto el calor en la atmósfera como el CO2.
Para comprender los efectos de todos estos gases juntos, los científicos tienden a hablar sobre todos los gases de invernadero en términos de la cantidad equivalente de CO2. Desde 1990, las emisiones anuales han aumentado unos 6 billones de toneladas métricas de “dióxido de carbono equivalente” en todo el mundo, un aumento de más del 20%.
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la concentración de CO2 en la atmósfera alcanzó en 2014 las 397,7 partes por millón (ppm). Antes de la Revolución Industrial era de 278 ppm.
Todo el mundo habla de cambio climático pero… ¿verdaderamente somos conscientes de la gravedad del problema?
Hablar de cambio climático es hablar del problema perfecto para no hacerle caso. Esto es debido a las múltiples distorsiones que habitan en nuestra mente para procesar la información:
- Es un problema que tiende a ser invisible (¿qué cantidad de cambio climático se produce de una semana a otra?) o a depender para su visualización de aparatos y conocimientos expertos. La causa no es simple ni fácilmente comprensible.
- Es un problema radicalmente novedoso en términos históricos: nunca antes hemos tenido capacidad tecno-científica, industrial, etc. como para producir alteraciones en los sistemas climáticos. No hay precedente en el pasado.
- Sus consecuencias no son inmediatas. Puede tener retrasos (además impredecibles) respecto de las acciones que los causan: las emisiones de gases de efecto invernadero cuyos efectos estamos ya sufriendo de diversas formas (aumento de casi un grado centígrado de la temperatura media) son las correspondientes a las realizadas hasta los años ochenta del siglo pasado. Es decir, los impactos del cambio climático recaerán sobre otros, tanto en el sentido geográfico como en el temporal.
- Los causantes del cambio climáticos somos nosotros. Sin embargo el hombre tiende a pensar que los problemas siempre son causados por “otros” (otro grupo, otra especie). El modo de vida occidental nos hace directamente corresponsables de las emisiones de gases invernadero.
Y ¿por qué hemos querido hacer una entrada de blog sobre este tema?
Es nuestra pequeña contribución para concienciar sobre un grave problema que como ya hemos explicado “tiende a ser invisible” pero que tiene escalofriantes consecuencias. Nuestra intención no ha sido llenar este texto de: datos, estadísticas, tantos por ciento, medidas para combatir el cambio, etc. Existen multitud de recursos en los que encontrar esa información (estos días los medios de comunicación están informando ampliamente sobre el tema en cuestión).
Nuestra pretensión es ayudar a reflexionar, a modificar conductas y a favorecer el sentimiento de reconocernos protagonistas en el cuidado del medio ambiente.
“Creo firmemente que cada uno de nosotros puede convertirse en un líder de la lucha contra el cambio climático” Ban Ki-Moon, Secretario General de la ONU (Cumbre sobre el clima, 2014)
El tema del calentamiento global es del todo menos invisible. Todos los políticos y funcionarios se pasan el día hablando de ello. Lo cual no quiere decir que tengan ni idea del tema, como es obviamente el caso de esta entrada, que llega a decir la barbaridad, por ejemplo, de que el CO2 es el gas que más aumenta la temperatura (no lo es: es el vapor de agua).
Lástima. Me hubiera encantado comentarlo. En esta línea:
– Nuestra pretensión es ayudar a reflexionar, a modificar conductas y a favorecer el sentimiento de reconocernos protagonistas …
Pero si sólo os gusta ls crítica «constructiva», y aquí la única crítica posible es destruir un rosario de asunciones que no se sostienen ni de broma, no va a poder ser.
Esta crítica tal vez sí sea constructiva.
– El problema surge, según la comunidad científica, cuando la concentración de gases aumenta de tal manera que se rompe el equilibrio existente. Que es lo que está ocurriendo con las consecuencias que ya conocemos: sequías, pérdidas de cultivos, territorios inundados, poblaciones sin agua, etc.»
Pero se enlaza a un informe de la NOAA sobre el clima en el año 2014. Un informe no es un estudio revisado por pares y publicado en una revista científica. Y un año no es una tendencia. Lo más parecido que existe a esa extraña idea de «la comunidad científica» es el IPCC. Y en su último informe (2013) dice:
– In summary, the current assessment concludes that there is not enough evidence at present to suggest more than low confidence in a global-scale observed trend in drought or dryness (lack of rainfall) since the middle of the 20th century due to lack of direct observations, geographical inconsistencies in the trends, and dependencies of inferred trends on the index choice. Based on updated studies, AR4 conclusions regarding global increasing trends in drought since the 1970s were probably overstated. However, it is likely that the frequency and intensity of drought has increased in the Mediterranean and West Africa and decreased in central North America and north-west Australia since 1950
http://www.ipcc.ch/pdf/assessment-report/ar5/wg1/WG1AR5_ALL_FINAL.pdf (página 215)
Respecto a pérdidas de cultivos, lo que sabemos es que la producción agrícola mundial no para de crecer. Que, aparte de las mejoras tecnológicas, la «comunidad científica» achaca precisamente al suave calentamiento, y al efecto fertilizante del CO2 (las plantas «comen» sobre todo CO2). Es fácil consultar «greening earth» en Google, y obtener los datos.
Y eso nos lleva a la motivación expresa de este artículo.
– Nuestra pretensión es ayudar a reflexionar, a modificar conductas y a favorecer el sentimiento de reconocernos protagonistas en el cuidado del medio ambiente.
Desgraciadamente, reflexionar es pensar con atención y detenimiento. Pero no implica el resultado. Se reflexiona para obtener una conclusión. Pero este artículo parte de una conclusión, para más inri contraria a los datos de la «comunidad científica». Así que no intenta ayudar a reflexionar, sino que intenta convencer. Y sin duda también intenta modificar conductas y sentimientos. Que viene a ser como el más cabal epítome de la anti-competencia y el anti-mercado que cabe imaginar.
Slds.