Hace unas semanas, la Accademia della Crusca (ahora os explicamos quiénes son estos de la Crusca) publicó un artículo que se titulaba: ¿Qué es lo que indica y cómo se traduce la palabra inglesa Whistleblower?. El problema con el que se topaba La Crusca es que en italiano, (y en otros idiomas), es muy complicado encontrar una palabra que defina con exactitud el concepto de ser un «Whistleblower».
Literalmente, en inglés, un Whistleblower es: «el que sopla el silbato». La Crusca es la Academia de la Lengua italiana, algo así como la Real Academia de la Lengua Española (RAE), pero sin funciones de normalización lingüística.
Pero… ¿Por qué os hablamos hoy de la Crusca? ¿Por qué alguien, aparte de un árbitro o un guardia, debería soplar un silbato? ¿Qué tiene que ver un «Whistleblower» con la Competencia?. Intentaremos explicároslo a continuación.
El dilema que expone La Crusca en su artículo está muy relacionado con la la cultura de colaboración ciudadana con las Administraciones Públicas, muy asentada en el mundo anglosajón, pero más ajena a los países latinos.
Fruto de esta corriente están empezando a aflorar iniciativas que permiten colaborar con las Administraciones y que para las autoridades de Competencia y Regulación como la CNMC abren unas vías de investigación y detección de prácticas irregulares muy útiles para mejorar la competencia en el mercado; al fin y al cabo, nuestra razón de ser.
¿Quién hace sonar el silbato?
Según la definición de La Crusca, la palabra whistleblower designa a:
«Una persona que trabajando dentro de una organización, una compañía o una empresa pública o privada es testigo de un comportamiento irregular, ilegal, potencialmente dañino para el colectivo y decide denunciarlo dentro de la propia organización o ante una autoridad judicial o los medios de comunicación, con el fin de poner fin a dicho comportamiento».
Como hemos dicho antes, el problema con el que se encuentra la Crusca es que:
«…por el momento, en el léxico italiano no existe una palabra equivalente. Falta la palabra, pero sobre todo, el concepto designado, que es poco familiar en la opinión pública…»
Y continúa diciendo que la palabra «Whistleblower» no ha sido objeto de atención específica, reflexión teórica o debate público hasta hace muy poco tiempo. De hecho, en italiano, no existe una palabra equivalente.
«La ausencia de una traducción adecuada es, de hecho, el reflejo lingüístico de su ausencia, dentro del contexto socio-cultural italiano».
En español, un equivalente a un «Whistleblower» sería denunciante, aunque el término también presenta notables diferencias con el concepto que abarca «whistleblower».
Buzón de colaboración con la CNMC
La denuncia de prácticas irregulares que realiza un «Whistleblower» puede afectar a muchos campos. En ocasiones, está muy relacionada con la corrupción pública, pero puede referirse a las prácticas irregulares de determinadas empresas o de responsables y trabajadores de Administraciones que dañan la competencia.
Una herramienta para que un «whistleblower» sople su silbato, puede ser la simple puesta a disposición de los ciudadanos de buzones de denuncia o colaboración. A través de ellos, empresas, ciudadanos o trabajadores de la propia Administración pueden «denunciar» prácticas dañinas para la competencia de las que tienen constancia y que, en última instancia, nos repercuten a todos.
Si recordáis, recientemente, la CNMC puso en marcha un buzón de colaboración para que todo el que quiera enviarnos información sobre prácticas contrarias a la competencia lo haga. Su ayuda nos resulta realmente útil para detectar posibles infracciones que de otra manera serían casi imposibles de conocer.
Más de 80 correos recibidos…
Desde que la CNMC puso en marcha su buzón de colaboración (buzoncolaboracion@cnmc.es), hemos recibido más de 80 correos electrónicos con informaciones que afectan a sectores como la energía, las telecomunicaciones o los alojamientos turísticos, entre otros.
En el mes de octubre recibimos 60 correos electrónicos y en noviembre, 20. También hemos recibido varias llamadas a través de los números de teléfono que están disponibles para colaborar con la CNMC en sus investigaciones:
+34915369069
+34915369061
Es importante recordar que la información que recibimos a través de este buzón y de dichos números no constituye una denuncia en sí. Para ello, existe un procedimiento formal que se puede consultar en este enlace:
Programa de clemencia CNMC
Otro instrumento de denuncia con el que cuenta la CNMC es el «Programa de Clemencia». Ya sabéis que la clemencia puede beneficiar a aquellas empresas que aporten elementos de prueba que posibiliten a la CNMC la detección del cártel, siempre que no hayan sido las instigadoras del mismo y pongan fin a su participación en la conducta prohibida. Los programas de Clemencia son habituales entre las autoridades de competencia de los diferentes países.
Sobre el Programa de Clemencia, tenéis más información en este enlace y el siguiente vídeo.
Información sobre la figura del «Whistleblower»
Si os interesa la figura de los «whistleblowers», en las siguientes webs encontraréis información muy interesante:
- En EEUU existe un desarrollo legislativo muy completo que ampara a los «whistleblowers» y hasta una oficina federal que se ocupa de sus casos: Whistleblower Protection EEUU.
- En este link, hay mucha información sobre los «whistleblowers» en el mundo, y en Italia, en particular. http://www.whistleblowing.it/cosa_dicono.html
En español sí existe no una palabra, si no dos palabras, que significan lo mismo que “Whistleblower”, lo que ocurre es que tiene un componente feo, insocial. Una de las palabra es «chivato», que a su vez tiene el significado de testigo; la otra es «soplón» que también tiene que ver con hacer tocar un pito, o un chiflo. No está bien visto, no es socialmente bien aceptado el soplón o el chivato o el “Whistleblower” en España. Posibelmente porque tantos años de dictadura han dejado un poso en el subconsciente de que el soplón perjudica a la sociedad, al colectivo del que forma parte, y nos cuesta entender que denunciar comportamientos insociales mejora la sociedad; porque es una tenue frontera, un sutil límite el que representa la actitud de denunciar a los propios para el bien común cuando el común más cercano es el propio.