La liberalización de los servicios de ferrocarril en España está cada vez más cerca. Renfe, Adif, las nuevas compañías interesadas en entrar en el mercado y los reguladores lo sabemos, pero ¿y el resto de los ciudadanos?.
Nos hacemos esta pregunta porque últimamente leemos noticias sobre estaciones de ferrocarril estratégicas, de las que se deduce que si un pueblo, una ciudad o una comarca no tienen su estación estratégica afrontarán un importante perjuicio económico. Nada más lejos de la realidad. Por eso hoy hablamos de qué implica que una estación ferroviaria sea declarada estratégica.
Determinadas instalaciones ferroviarias como las estaciones de viajeros, terminales de carga o los talleres de mantenimiento son esenciales para el buen funcionamiento del transporte por tren. Con la liberalización de este sector (finales de 2020 en España), las nuevas empresas que compitan con Renfe deberán poder acceder a ellas para ofrecer sus servicios a los viajeros.
Para regular todas esas relaciones, la Comisión Europea publicó el 23 de noviembre de 2017, el Reglamento de Ejecución (UE) 2017/2177. Su objetivo es que las nuevas empresas ferroviarias cuenten con la información suficiente para acceder a esas instalaciones y solicitar distintos servicios.
Con esta norma, en teoría, Adif y Renfe tendrían que publicar un volumen muy importante de información sobre las 1.514 estaciones de tren que hay en España. Nos referimos a datos sobre las condiciones de acceso y la prestación de servicios ferroviarios, sobre procedimientos de adjudicación de capacidad, condiciones económicas, etc.
Las estaciones de tren estratégicas
Como podéis suponer, ofrecer todos esos datos de las más de 1.500 estaciones ferroviarias españolas resulta desproporcionado. De hecho, implica una carga administrativa con más costes que beneficios para funcionamiento el mercado.
Por eso, el la normativa comunitaria prevé que los organismos reguladores, la CNMC en el caso español, concedan exenciones parciales a estas declaraciones. Es decir, que consideren ciertas estaciones de tren como no estratégicas y les «libren» así de las cargas burocráticas derivadas de ser una estación estratégica.
Como vemos, el carácter estratégico de una estación tiene que ver exclusivamente con las obligaciones de información que exige el Reglamento europeo (para Adif y Renfe, en el caso español). Así, el hecho de que una estación de tren no haya sido declarada estratégica no va condicionar su desarrollo ni implicará perjuicios económicos para su zona.
Dicho de otra manera, las estaciones de tren estratégicas son aquellas en las que se prevé que empresas ferroviarias alternativas a Renfe estarán interesadas en ofrecer su servicio a futuros pasajeros. Es lógico, entonces, que los competidores de Renfe tengan información pormenorizada sobre ellas a efectos de su futura operativa.
Las estaciones de cercanías no son estratégicas
Si aún no queda claro, lo explicamos con las estaciones de cercanías. Todas tienen una notable actividad, pero según el Reglamento europeo no tienen importancia estratégica.
La razón es que, en principio, ninguna empresa ferroviaria distinta a la que ya presta los servicios de cercanías estará interesada en acceder a ellas. Si para todas las estaciones de cercanías españolas hubiera que suministrar la información prevista en el reglamento se generaría un importante coste que no tendría beneficios para el mercado.
De acuerdo con la normativa, la CNMC ya ha resuelto solicitudes de exención relativas a estaciones de viajeros (Renfe[1] y ADIF[2]), a terminales de mercancías (Termisur[3], Renfe[4] y ADIF[5]), e instalaciones de mantenimiento (Renfe Mantenimiento[6]).
[1] https://www.cnmc.es/sites/default/files/2645594.pdf
[2] https://www.cnmc.es/sites/default/files/2645625.pdf
[3] https://www.cnmc.es/sites/default/files/2490771.pdf
[4] https://www.cnmc.es/expedientes/stpdtsp03019
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