Hay costumbres, tradiciones y rituales que parecían a punto de desaparecer, pero el COVID-19 está dispuesto a impedirlo. Este es el caso del arte de comunicar sin contacto físico. Para saludar no podremos darnos la mano, ni un abrazo, ni un beso… en Japón lo tienen resuelto con una tradición oriental milenaria, el uso de la reverencia, llamada ojigi (お辞儀). Pero no todas las reverencias son iguales, ya que la inclinación varía según la ocasión y el estatus social, ni son iguales de un hombre a una mujer. Tiene su código y su lenguaje.

La reclusión a la que nos ha sometido la pandemia ha generalizado la implementación de la tecnología en nuestra vida laboral, se ha convertido en un elemento disruptivo que nos ha lanzado a teletrabajar.

Sin duda, es un antes y un después que tendrá efectos muy positivos como poner en valor la capacitación de las personas más allá de su categoría profesional, en función de su iniciativa y el cumplimiento de sus objetivos; nos permitirá teletrabajar y eso incidirá en el tráfico, en la transición ecológica de las ciudades y en la conciliación.

Pero también cambiará los usos sociales, esas normas que estructuran la acción humana y la convivencia social en aquellos aspectos no reglados por los ordenamientos jurídicos, morales o políticos.

En este post vamos a enumerar algunas pautas que nos pueden ayudar porque comunicar sin contacto físico también tiene su código, su lenguaje y requiere cuidar ciertos detalles.

Para empezar:

· Os recomendamos realizar una prueba técnica previa. Comprobad con suficiente tiempo de antelación que la cámara web, el micrófono y los altavoces o auriculares funcionan correctamente. No esperéis a uniros a la videoconferencia y hacerlo en el último minuto.

· Mirad a cámara. Si en una reunión presencial lo correcto es mirar al resto de participantes, en la videollamada si apartamos la mirada de la cámara se produce “el efecto confesionario”: los demás nos verán con si estuviésemos confesando nuestros pecados al cura.

· Cuidado con los ruidos. Silenciad vuestro micrófono mientras no estéis hablando. ¡Se oye todo! Por ejemplo, un estornudo o una tos.

· Prestad atención a lo que verán los demás, muchas aplicaciones permiten cambiar el fondo de vuestra imagen. No olvidéis lo que le sucedió al padre de la BBC, a quien se le colaron los niños en la habitación. Y recordad que si se quiere hacer un “pantallazo” de la reunión para colgarla en las redes es necesario pedir permiso a los participantes.

· Vigilad la etiqueta. Vestid de forma adecuada y no comáis o bebáis durante la reunión. ¿Irías a una reunión en la oficina en pijama? o ¿entrarías a la reunión con un bocata?

· Ordenad la participación. Si la reunión está convocada para numerosas personas, es importante que os identifiquéis antes de hablar.

· Pensad vuestra intervención. Utilizad un lenguaje correcto y respetuoso. Los mensajes tienen que ser más breves, concisos y directos que en una reunión presencial. Las reuniones son más intensas, por lo que requieren dirigirse directamente al grano, sin rodeos, si queremos garantizar que nuestro mensaje llegue con nitidez al receptor. Además, cuando la reunión tiene muchos participantes, es más complicado mantener su atención. No olvidéis que el tiempo es oro.

· Cortesía al abandonar la reunión. Si no queréis interrumpir, al menos dejad un mensaje privado a los participantes.

· Sed prudentes al finalizar reunión. Acordaos siempre de apagar y desconectar la aplicación de videoconferencia cuando acabe y no olvidéis cerrar la cámara y micrófono. Un micrófono abierto siempre puede jugar malas pasadas. Y si no, que se lo digan al alcalde de Nueva York.

El Consejo Audiovisual de Cataluña, en colaboración con el Servicio Educativo del Alt Empordà del Departamento de Educación, ha realizado unas recomendaciones para las videollamadas en el entorno educativo que podemos adaptar a cualquier otro ámbito.

· Se propone mantener las mismas normas sobre vestimenta, higiene y hábitos que hay para las reuniones presenciales.

· También, abstenerse de involucrar a más personas que las invitadas por el anfitrión

· Se aconseja hablar con un lenguaje conciso y respetuoso.

· También, mantener siempre la imagen de modo que se vea la cara de cada participante, pero a la vez cerrar el micrófono cuando no se tenga el turno de palabra

· No se pueden grabar ni manipular imágenes de los demás participantes ni de la propia reunión. Para ello habría que pedir permiso al resto de participantes. Mucho menos utilizar estas imágenes o grabaciones en cualquier red social, etc.

Y para terminar:

“Donde fueres haz lo que vieres”. Este refrán castellano encierra en sí todo lo mejor de las relaciones entre personas. Al fin y al cabo, se trata de no incomodar a los que nos rodean, que es la esencia de la buena educación y del sentido común.

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