En un país como el nuestro, donde en ocasiones sufrimos importantes periodos de sequía, vemos una cifra muy relevante: desde el año 2007, a nivel estatal el porcentaje de agua no registrada en los municipios ha oscilado en torno al 25%.  Este es solo uno de los datos interesantes que podréis encontrar en el «Estudio sobre los servicios de abastecimiento y saneamiento de agua urbana en España»  que acabamos de publicar.

Foto cortesía de Pixabay.

En este primer post vamos a explicar qué es el abastecimiento y saneamiento del agua urbana y por qué hemos decidido estudiarlos.

Abastecimiento y saneamiento de agua urbana

Los servicios urbanos de abastecimiento y saneamiento de agua son los que permiten que disfrutemos de agua de calidad en las poblaciones y que, además, el agua utilizada vuelva limpia al medio ambiente.

Ya sabéis que ambos servicios son esenciales para la vida y el desarrollo de las actividades económicas, por lo que su gestión eficiente y sostenible resulta fundamental para el bienestar general, especialmente cuando el agua es un recurso escaso en España.

Pérdidas de agua en los municipios españoles

Sin embargo, uno de los datos interesantes que hemos encontrado es que, a nivel estatal el porcentaje de agua no registrada (ANR) ha oscilado en torno al 25% desde 2007 . La mayor parte de ésta, se corresponde con las pérdidas reales (16,34% en 2016) que se registran en la red de distribución. Es decir, las fugas de agua, roturas y averías en la red de distribución y acometidas. El porcentaje restante, se corresponde a las pérdidas aparentes (fraudes, imprecisiones de los contadores, etc).

Fuente: CNMC a partir de datos del INE

¿Quién ofrece estos servicios en los municipios?

La responsabilidad del abastecimiento y saneamiento del agua en las ciudades es de los municipios. Estos pueden agruparse para prestar los servicios conjuntamente. Además, el municipio o municipios pueden elegir entre prestar directamente el servicio (gestión directa), ya sea a través de los servicios municipales o de una empresa pública, o externalizar su prestación (gestión indirecta), a través de empresas privadas o mixtas.

Si optan por esta fórmula, el socio privado será elegido a través de una licitación pública. De esta forma, las empresas interesadas en la gestión del agua tendrán que competir periódicamente para ser elegidas por los municipios que licitan los servicios.

Un monopolio natural

En el análisis que ha hecho la CNMC, vemos que, independientemente de la forma en la que se presten estos servicios, muchas administraciones intervienen en su regulación (europea, estatal, autonómica y local). La razón es que a que existen muchos fallos de mercado.

En concreto, las actividades que integran el ciclo urbano del agua generan externalidades (porque lo bien o mal que se presten impacta sobre la salud pública y el medio ambiente) se realizan en un entorno de información incompleta y asimétrica (porque las administraciones y los operadores que prestan el servicio no disponen de la misma información, ni tampoco los consumidores).

También, vemos que presentan características de monopolio natural, debido a que las infraestructuras que son necesarias para el abastecimiento y el saneamiento del agua (tuberías, canales o plantas de tratamiento y depuración) hacen que no sea rentable que exista más de un operador por región o municipio.

¿Por qué un estudio de la CNMC?

Como estas actividades presentan características de monopolio natural, solo son prestadas por un único prestador en cada municipio o región. Esto explica la intensa regulación a la que está sometido el sector. También justifica que, en general, en estas actividades no sea posible que exista competencia en el mercado.

Como os contaremos el próximo día, el estudio no entra a valorar si es mejor la gestión directa o la gestión indirecta de estos servicios. Pero sí analiza la forma en que se regulan y se licitan, puesto que ello influye en la capacidad y los incentivos de las administraciones y las empresas a ofrecer un servicio eficiente y de calidad, en beneficio de todos.

Las experiencias de otros países europeos muestran que tanto la introducción de herramientas apropiadas de competencia por el mercado, como de transparencia y la competencia comparativa (que explicaremos en otro post) incentivan a los operadores, públicos y privados, a mejorar la eficiencia y calidad de sus servicios.

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