Con el ánimo de responder a esta pregunta, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), como organismo supervisor de lo audiovisual, propuso hace unos meses un grupo de trabajo a la Réseau des Instances de Régulation Méditerranéennes (MNRA). Una  contribución que se suma a un debate internacional que ha permitido fraguar el primer acuerdo intergubernamental negociado bajo el auspicio de Naciones Unidas: el Pacto Mundial sobre Migración.

Foto cortesía de Georg_Wietschorke, en Pixabay

Estamos viviendo un drama social que ha obligado a más de 65,6 millones de personas a abandonar su país en 2016. De ellos, 22,5 millones fueron refugiados, la mitad de los cuales eran menores de 18 años y una inmensa mayoría eran mujeres. Son datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ha registrado más 2.800 muertes durante su tránsito por el Mediterráneo.

¿Y cómo cubren los medios audiovisuales este problema?

Sobre la mesa de debate se puso un ejemplo: el mismo día en que el barco Aquarius llegaba a Valencia, naufragó una patera con 68 muertos en el Mar de Alborán. El atraque de los 629 migrantes en el puerto recibió una amplia cobertura mediática en los principales medios europeos, mientras que del naufragio y de las 1.290 auxiliadas en la costa andaluza durante los tres días que duró la crisis del barco, no se publicó ni una línea.

Se puede argumentar que en un caso había imágenes y en los otros no. Pero ¿y el lenguaje?: “inmigración ilegal, crisis, oleadas, avalanchas, extranjeros, sin papeles, refugiados”. Durante el debate se puso de manifiesto que las palabras que utilizan los medios reflejan un tratamiento emocional y plantean la situación desde una perspectiva negativa. Hasta el punto que la cuestión se enmarca en el ámbito de la “invasión”.

Durante el encuentro quedó claro que los medios son creadores de opinión y que su relato puede haber contribuido a generar una corriente contraria o restrictiva del movimiento de personas; pero, sobre todo, a favorecer movimientos populistas que han convertido la “Europa fortaleza” en su bandera.

Los periodistas incidieron en aspectos tan importantes como la escasa formación de los profesionales que cubren estas noticias, la falta de ética y las noticias falsas que difunden las redes de traficantes de personas. Así como en el desigual tratamiento del fenómeno: en la otra ribera del Mediterráneo se silencia la situación. No se habla de la marcha de ciudadanos hacia Europa, se silencia el tránsito de personas provenientes de los países subsaharianos; y, por supuesto, no se informa a los potenciales migrantes de lo que les espera en su travesía ni de las dificultades de reconstruir su vida y menos aún de la crudeza de la expulsión o la ausencia de derechos de los retornados.

El enfoque, tal como se dijo, es humanitario; en ningún momento se aborda la cuestión desde un planteamiento económico. Menos aún se enmarca el problema en su realidad: está sobredimensionado. La UE está angustiada por la llegada de 1,2 millones de refugiados de Siria, Afganistán, Pakistán, Irak, el Magreb y varios países del África subsahariana, cuando, por un lado, esas cifras son poco más del 0,5% de la población de la Unión y, por otro, el número de refugiados es mucho mayor en países como el Líbano o Jordania. Es importante que se ofrezca a los ciudadanos una visión completa de la realidad.

Una de las principales demandas que realizaron los representantes de la sociedad civil fue el respeto a la dignidad de las personas que se ven obligadas a dejar su país. Los medios han de trabajar respetando la dignidad, la igualdad y el respeto.

Los periodistas que participaron en el encuentro hicieron una importante labor de autocrítica y reclamaron mayor formación para los periodistas que cubren las noticias y ayuda –en forma de transparencia y colaboración de las autoridades- para prevenir las noticias falsas que lanzan los agentes implicados, principalmente los traficantes de personas.

Pero también pidieron calma a los políticos que reaccionan en exceso a las noticias a través de las redes sociales.

La migración puede ser entendida como amenaza y como reto, para los profesionales que ejercen de notarios de este fenómeno ante la sociedad. La principal conclusión de la jornada de trabajo es que queda aún mucho camino por recorrer para mejorar las cosas y el reto, como ha demostrado el Pacto Mundial de la Migración es una corregulación para mejorar la información sobre el fenómeno de la migración.

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