«Debido a nuestro éxito y a la naturaleza disruptiva de nuestro negocio, es totalmente entendible que causemos malestar en otras compañías y llamemos la atención de los reguladores». Esto decía Google en 2010. Entonces la Comisión Europea ya investigaba si Google abusaba de su posición de dominio con su buscador y la publicidad online. Cinco años y unos cuantos expedientes después, Google parafraseaba la misma idea: «Entendemos que con el éxito llega el escrutinio«.

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Imagen de Jo Wiggijo en Pixabay

*** Escrito por Alberto Esteban

Lo cierto es que tras la Comisión Europea, una gran cantidad de países se lanzó a investigar a Google por razones similares.
En septiembre de 2010, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia de Argentina (CNDC), abrió una investigación contra la filial argentina de Google para determinar si la empresa se había servido de su posición de dominio y había perjudicado la libre competencia con su buscador y en el campo de la publicidad en Internet.
El organismo regulador indicó entonces que se trataba de una actuación ordinaria motivada por las investigaciones similares que se estaban llevando a cabo en Europa.
Según un comunicado oficial de la CNDC, se estaba investigando si Google tenía una posición de dominio en los mercados en los que participaban sus productos de búsqueda por Internet y publicidad online en las páginas de búsqueda. A partir de esto, se podría determinar si Google estaba llevando a cabo ciertas prácticas que podrían tener efectos nocivos para la competencia.
Pero no todo fue malo a estas alturas: la Comisión de Comercio Justo de Taiwán cerró dos investigaciones contra Google sin encontrar ninguna evidencia de prácticas anticompetitivas. La autoridad taiwanesa estudió a Google desde noviembre de 2012 en relación con sus aplicaciones de Google Maps y Google Play.
“El objetivo era ver si sus prácticas afectaban a nuestros mercados y a la competencia” dijo el vicepresidente del organismo Chiu Yung-ho.
En octubre del año 2013, el Gobierno de Brasil investigó a Google por prácticas que podían dificultar la libre competencia al favorecer el posicionamiento de sus productos en la red.
Las prácticas estaban relacionadas con la obstrucción de las campañas publicitarias de otras marcas, como Microsoft, otorgando ventaja al servicio de Google AdWords, según informó el Consejo Administrativo de Defensa Económica de Brasil (CADE).
En febrero de 2014, la Comisión Europea recibió de Google una propuesta de compromisos por la cual la empresa americana aceptaba garantizar que cuando mostrara sus propios servicios especializados de búsqueda, los servicios de tres rivales, seleccionados bajo criterios objetivos, serían también mostrados de una forma visible para los usuarios y comparable a la forma en que Google muestra sus propios servicios. La CE había recibido hasta ese momento 18 quejas formales sobre las prácticas de Google.
El vicepresidente de la Comisión, Joaquín Almunia, encargado de la Política de Competencia, dijo por aquel entonces: “mi misión es proteger la competencia en beneficio de los consumidores, no de los competidores. Creo que la nueva propuesta que ha hecho Google se une a los intereses de la Comisión. Sin frenar a Google de mejorar sus servicios, esto da a los usuarios una opción real de escoger entre diferentes servicios presentados de una misma manera”.
Google también empleó su blog para explicarse, pero su tono ya había cambiado: «Tras tres rondas de negociaciones y concesiones significativas, estamos felices de haber alcanzado un acuerdo con la Comisión Europea». La compañía destacaba lo inusual del procedimiento que la CE había seguido contra ellos. Y tomaba la también inusual decisión de hacer público el texto completo del acuerdo con sus concesiones.
Sin embargo, las investigaciones de la Comisión Europea a Google se concretaron en abril de 2015, cuando la Comisión envió a la compañía su pliego de concreción de hechos acerca de Google Shopping.
El pliego subrayaba que la Comisión veía un abuso de posición de dominio por parte de Google al favorecer sistemáticamente sus propios productos en las páginas de resultados de búsqueda. La Comisión temía que los usuarios no vieran necesariamente los resultados más relevantes en respuesta a sus peticiones de búsqueda.
Google daba públicamente un paso más en su defensa y acusaba a algunos de sus competidores de invocar infundadamente la existencia de hipotéticos daños a los mercados en los que opera («The Search for Harm«, abril 2015): «Algunas empresas de viajes online han hecho un lobby infructuoso en EEUU y la Unión Europea (…). Google puede ser el buscador más usado, pero la gente puede encontrar y acceder a la información de muchas maneras y las alegaciones de daños, para los consumidores y los competidores, se han demostrado desproporcionadas«. Y a continuación, la compañía de Mountain View desplegaba una serie de gráficos en los que se ve lo lejos que está Google de otros competidores como Booking o Amazon en algunos mercados.
Además, resaltaba las contradicciones de sus competidores. A la vez que se quejaban ante la Comisión Europea del daño que les infligía Google, les contaban a sus inversores cómo estaban aumentando su tráfico y su volumen de negocio y cómo habían demostrado «su habilidad para hacernos con una porción del negocio de Google«. («Notable, dadas sus quejas«, apostillaba Google con ironía en su blog).
«Mejorar la calidad no es anticompetitivo» se lamentaba Google en agosto pasado. Ahora no se estaba refiriendo a las quejas de las agencias de viaje, sino a los anuncios de productos en sus resultados de búsqueda. Y volvía a invocar los datos (esta vez no los hacía públicos) que rebatirían los argumentos de la Comisión sobre los presuntos daños a la competencia.
Entre agosto y septiembre de 2015, la India dictó un abuso de posición dominante de Google. Un informe preliminar de la Comisión de Competencia de la India (CCI) concluyó que Google abusaba de su posición dominante en las búsquedas online y en su servicio de anuncios.
«Se ha realizado una investigación que concluye que Google abusa de su dominio en las búsquedas y resalta en su buscador sus propias prioridades en detrimento de otras empresas«, dijo a EFE la portavoz de CCI, Mayusha Anish.
La infracción en este caso consistía en que Google daba preferencia a sus propios servicios en las búsquedas, enlaces de Google Finance o Google Hotels aparecían antes que los de otras compañías con un mayor tráfico.
En octubre del año pasado, el Servicio Federal Antimonopolio de Rusia (FAS, en sus siglas en ruso), emplazó a Google hasta el 18 de noviembre del mismo año para que eliminase las cláusulas que daban prioridad a sus aplicaciones en el sistema operativo Android de los contratos que hacía con los fabricantes de teléfonos móviles.  Según explicó Vladímir Kudryántsev, director de información del organismo estatal, el FAS acusaba a Google de violar las leyes de competencia al obligar a los fabricantes de teléfonos Android a preinstalar el buscador de Google por defecto y varias aplicaciones y servicios como Google Maps, YouTube, Gmail y el “store” de Google, Google Play.
A partir de esta decisión, el gigante americano con sede en California, tuvo que permitir que los fabricantes instalasen software de otras empresas en los teléfonos con sistema operativo de Google (recordemos que la empresa desarrolladora de Android, Android Inc., pertenece a Google).
La denuncia contra la compañía de Palo Alto (California) partió de la rusa Yandex, el portal web más visitado del país y que ofrece su propio motor de búsqueda. Yandex confirmó que los productores de dispositivos se habían negado a preinstalar sus servicios a petición de Google.
Y entre esta maraña de casos, Google volvía a recibir una buena noticia. En abril de 2016, Canadá cerraba una investigación de tres años contra Google. Durante este período, en el que se investigaron las prácticas empresariales del operador, el Regulador de Competencia de Canadá (Canada Competition Bureau), encontró un indicio de comportamiento anti-competitivo, el cual Google resolvió rápidamente a partir de las quejas interpuestas por la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos.
El problema que encontró el regulador canadiense tuvo relación con Google Adwords, la plataforma de publicidad de Google. En concreto, se observó que los contratos firmados con Adwords restringían a las compañías de publicidad en diferentes motores de búsqueda. Google aceptó no incluir restricciones similares en ningún producto en Canadá durante los próximos 5 años.
Pero esta paz ha durado poco porque también en abril, Google recibió de la Comisión Europea un segundo pliego de concreción de hechos, esta vez referido a Android.
La Comisión Europea comunicaba a Google su opinión preliminar de que la empresa, infringiendo las normas antitrust de la UE, habría abusado de su posición dominante al imponer restricciones a los fabricantes de dispositivos Android.
La Comisión consideró también que Google habría aplicado una estrategia en relación con los dispositivos móviles para mantener y reforzar su posición de dominio en la búsqueda general en Internet. Estas prácticas suponían que Google Search fuera preinstalado y seleccionado como servicio de búsqueda por defecto en la mayoría de dispositivos Android vendidos en Europa. Las prácticas parecían bloquear también el acceso al mercado de los motores de búsqueda de los competidores, perjudicando a los consumidores al suprimir la competencia y restringir la innovación en el espacio móvil.
La comisaria Margrethe Vestager, responsable de la Política de Competencia, declaró que “la conducta de Google priva a los consumidores de tener mayores opciones en las aplicaciones y servicios para móviles y obstaculiza la innovación de otros interesados, infringiendo las normas antitrust de la UE”.
En el pliego de concreción de hechos que envió la Comisión en este mes, se alega que Google habría infringido las normas antitrust de la UE:

  • Al exigir que los fabricantes preinstalasen Google Search y el navegador Chrome de Google y obligarles a que seleccionasen en sus dispositivos Google Search como servicio de búsqueda por defecto.
  • Al impedir que los fabricantes vendiesen dispositivos móviles inteligentes que funcionaran con sistemas operativos basados en el código fuente abierto Android.
  • Y al conceder incentivos financieros a los fabricantes y operadores de redes móviles con la condición de que preinstalasen exclusivamente Google Search en sus dispositivos.

La Comisión consideró que estas prácticas podrían conducir a la consolidación de la posición dominante de Google Search en los servicios de búsqueda general en Internet.
En este último caso que ha abierto la Comisión Europea, Google volvía a hablar de su compromiso por ofrecer servicios de mayor calidad y colocaba a Android como «un jugador clave para incentivar la competencia, bajando los precios y aumentando la capacidad de elección para todos«. Se escudaba la compañía en que sus acuerdos con los fabricantes de móviles son voluntarios y que «hay menos apps de Google preinstaladas en móviles de Android que apps de Apple preinstaladas en dispositivos iOS«. Aunque no mencionó que Android tiene el 80% de cuota de mercado y Apple, el 10%.

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