¿Qué tienen en común una carta que te recuerda pagar un impuesto, una web pública más clara o un formulario más sencillo para solicitar ayudas? La respuesta es: economía conductual.
¡Tenemos nuevo estudio! En esta ocasión, exploramos cómo estos enfoques pueden ayudar a que las administraciones públicas funcionen mejor, de forma más eficaz, eficiente y cercana a las personas.

Imagen generada por IA
¿Qué conocemos por economía conductual y por qué importa?
La economía conductual estudia cómo toman decisiones las personas en la vida real, con sus hábitos, sesgos, atajos mentales y limitaciones de tiempo o atención.
Esta rama de la economía ha demostrado ser muy útil para diseñar políticas públicas más efectivas, simples y respetuosas con la libertad individual, sobre todo cuando se trata de mejorar trámites, fomentar buenos comportamientos o detectar obstáculos innecesarios.
Otros países, como Reino Unido, Australia, Francia o Estados Unidos, ya aplican estos principios desde hace años, con resultados muy positivos. Nuestro estudio quiere ayudar a que ahora en España también se aprovechen estas herramientas.
¿Y qué son los nudges y el sludge?
Un nudge (o “pequeño empujón”) es un cambio en el entorno que facilita una buena decisión sin imponerla.
Por ejemplo:
- Hacer que la opción por defecto sea la más recomendable (como estar inscrito automáticamente en una donación o en un plan de ahorro).
- Enviar un recordatorio a tiempo antes de que se te pase un plazo.
- Usar un lenguaje más claro en una notificación oficial.
Por el contrario, el término sludge hace referencia a las trabas conductuales innecesarias que dificultan la vida a ciudadanos y empresas. Trámites confusos, largos y, en general, innecesariamente complicados, que en algunas ocasiones pueden hacer que las relaciones con la administración parezcan un laberinto burocrático. Aunque parezcan pequeños, la realidad demuestra que estos cambios influyen de manera significativa sobre nuestro comportamiento y nuestras decisiones.
Y precisamente ahí radica la utilidad de los nudges, que combaten estas trabas conductuales y consiguen resultados sorprendentes sin necesidad de recurrir a intervenciones más restrictivas (como una prohibición o un impuesto).

¿Qué propone la CNMC?
Nuestro estudio identifica muchos ejemplos y ofrece propuestas concretas que pueden ser aplicadas por las administraciones públicas españolas para incorporar la economía conductual de forma estructurada, sistemática y útil.
Aquí van algunas claves:
- Crear unidades especializadas (nudge units) en economía conductual dentro de las administraciones.
- Fomentar la formación y colaboración entre expertos y entidades públicas.
- Aplicar este enfoque en el diseño de normas, supervisión de mercados y prestación de servicios.
- Simplificar y experimentar, con guías prácticas, bancos de pruebas (sandboxes) y autoevaluaciones.
- Prevenir trabas y patrones oscuros, y asegurar que las políticas públicas tienen en cuenta cómo decidimos realmente.
El estudio también propone una hoja de ruta para incorporar este enfoque de forma eficaz, reforzando la formación y las capacidades, creando las estructuras necesarias, y desarrollando los procedimientos y los instrumentos adecuados.
Un enfoque con mucho potencial
Muchas veces no hace falta cambiar toda la ley o gastar mucho dinero para mejorar un servicio público. Basta con entender bien cómo toman decisiones las personas, y hacer ajustes inteligentes en el diseño de procesos, formularios o comunicaciones.
Animamos a las administraciones públicas a explorar este enfoque, aprender de experiencias exitosas y dar un paso adelante hacia una gestión pública más eficaz, más humana y más basada en evidencia.
Para más información, consulta nuestra nota de prensa y el estudio completo aquí.
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