Quien más, quien menos ha experimentado en sus bolsillos durante estos 2 últimos años una reducción del poder adquisitivo. Y es que con la misma cantidad de euros podemos adquirir menos bienes y servicios. Ante este fenómeno, que se denomina inflación, se pueden adoptar diferentes medidas. En la CNMC acabamos de publicar nuestra guía que trata esta cuestión desde la perspectiva de la competencia: Competencia frente a la inflación. Cómo la competencia y la regulación eficiente ayudan a proteger el poder adquisitivo de los consumidores.

Mano metiendo monedas en una hucha en forma de cerdo.
Cada día cuesta más ahorrar… Fuente: Pexels

Efectivamente, frente a la inflación, las diferentes instituciones han adoptado numerosas medidas, como pueden ser las políticas monetarias restrictivas. Otra política que puede ayudar en la lucha antiinflacionista es la intensificación de la competencia y la consecución de una regulación eficiente.

Y la competencia… ¿qué tiene que ver con esto?

Existen numerosos estudios de economistas y organismos internacionales (OCDE, FMI…) que avalan este potencial de la competencia y la regulación eficiente. La CNMC los ha revisado para sintetizar en 15 mensajes principales cómo la competencia y la regulación eficiente pueden poner su granito de arena en la lucha contra la inflación.

Unos mercados más competitivos y mejor regulados pueden conseguir:

  1. Mayores niveles de eficiencia, productividad y crecimiento en las economías. Esto es gracias a que la competencia empuja a las empresas a aprovechar al máximo los recursos que tienen a su disposición.
  2. Menores niveles de precios y de inflación. Entre otras cosas, la competencia frena la tentación de las empresas de aumentar excesivamente márgenes y con ello los precios, ya que, si los suben, se arriesgan a perder cuota de mercado en favor de los competidores. A la larga, esto también permite minorar el ritmo de crecimiento de los precios (es decir, la inflación).
  3. Mayor protección del poder adquisitivo de los ciudadanos, especialmente de los de menor renta. Esto se debe a que los hogares de menor renta gastan en consumir una proporción relativamente mayor de sus (menores) ingresos, por lo que se benefician especialmente de unos precios más asequibles. Además, estos hogares suelen depender casi exclusivamente de los ingresos derivados de su trabajo y, por ello, la competencia les beneficia porque tiende a aumentar el empleo y los salarios. La competencia y regulación eficiente también fomentarán la igualdad de oportunidades en los mercados (o neutralidad competitiva) y ayudarán a tener un sector público mejor y más eficiente.

En definitiva, esta guía pretende promover una mayor cultura de competencia a la vez que ofrece información a autoridades y ciudadanos sobre el potencial de la competencia y la regulación eficiente como herramientas útiles en este contexto inflacionario.

¿Quieres saber más? Anímate a leer nuestra nueva guía. Y, recuerda, para ayudar a frenar la inflación y proteger tu bolsillo, ¡la competencia marca la diferencia!

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