Es la palabra de moda del diccionario español. Igual que antes lo fue ‘prima’ o ‘hipster’, ahora es el momento de ‘burbuja’. Y no precisamente de las de Freixenet (esas ya tuvieron su momento de gloria en los 90), es el turno de un concepto que define un proceso de enorme subida que genera unas expectativas de subidas futuras que conllevan grandes riesgos.

Telefono negro vintage

Foto extraida de Pixabay

*** Escrito por Sara Ledo

La económica y la inmobiliaria son las más conocidas en nuestro país, pero seguro que más de uno ha oído hablar de la posible burbuja tecnológica, culinaria o incluso la de la numeración geográfica. Esa que el año pasado alarmó a la CNMC cuando detectó el riesgo de agotamiento en las provincias de Madrid y Guipúzcoa pero que supo frenar a tiempo tras informar de esta situación a la SESIAD para que pudiera iniciar el proceso de atribución de nuevos rangos de numeración (si quieres saber más haz click aquí).

Hablamos del típico 986 (y 886) que marcamos cuando llamamos a Pontevedra, el 91 cuando hacemos lo propio a Madrid o el 93 de Barcelona. Son los prefijos telefónicos de las provincias, números que utilizamos habitualmente pero sobre los que desconocemos su carencia y que en ocasiones hacen saltar las alarmas ante un posible agotamiento.

A nivel nacional, la tendencia de los últimos años, tal y como señala el Informe sobre la numeración asignada a los operadores que acaba de publicar la CNMC, marca un aumento destacable de la numeración geográfica asignada, que en el último año pasó de 68,8 millones de números a 69,8 millones.

La ocupación del rango es del 79,79%, un porcentaje que aunque ha subido respecto al año pasado (79,57%) debido a la atribución de nueva numeración en Madrid y en Guipúzcoa (pasamos de 86,5 millones a 87,6 millones de números atribuidos en España) no presenta, en el medio plazo, riesgo de agotamiento a nivel global.

Provincia a provincia, el área con mayor ocupación tras las nuevas atribuciones de Madrid y Guipúzcoa es Málaga, la única que supera el 90% de ocupación (pero que no cunda el pánico, la CNMC ha analizado su ritmo de asignaciones de los últimos años y no se detecta riesgo de agotamiento de la numeración).

Por lo tanto, no tema; hay números de sobra para alimentar a los teléfonos de todas las provincias españolas. Y si no los hubiera, el truco no es otro que ampliar el rango, tal y como ocurrió con Madrid y Guipúzcoa el año pasado. En la capital, habituados al prefijo 91 + 0,1,2,3,4,5,6,7 y 8 en noviembre del 2016 se abrió el rango al prefijo 919, y problema resuelto. En el caso de Guipúzcoa, el prefijo geográfico era el 943, y el 843+1, 2, 3, 4, 5, 7 y 8 estaban reservados; se eligió el 8437 como nuevo prefijo y ¡voilà!

Más números

Además de los números geográficos, los móviles y los números de tarificación adicional –los 80Y y 90Y de los concursos y otros programas de contenido similar–, existen otros muchos tipos como los números cortos, los de cobro revertido, los de acceso internet o los de consulta de números de abonados.

En el último año, destaca especialmente el descenso en la ocupación del rango 118AB atribuido para el servicio de consulta telefónica de números de abonado que después de años de una ocupación muy elevada tras la aprobación de las nuevas tasas de numeración en 2014 ha generado una serie de solicitudes de cancelación de asignación aliviando el riesgo de agotamiento del rango.

Informe sobre la numeración asignada a los operadores 2016

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