EEUU despidió 2015 con una polémica sobre neutralidad de la red y tres cartas. Las cartas que el regulador envió a los principales operadores de telecos del país. Y las dos cosas tienen algo en común: las tarifas de zero rating. Un término que no es nuevo, ni mucho menos, pero que apunta a convertirse en el centro de algunas de las próximas polémicas.
*** Escrito por Cristina Ramon
¿Vídeos degradados u optimizados?
La operadora de móvil estadounidense T-Mobile lanzó en noviembre su servicio Binge On, que permitía ver vídeos en streaming desde el móvil hasta aburrirse y sin que se consumieran los megas de la tarifa.
Las tarifas de zero rating son precisamente eso, tarifas que tienen servicios o aplicaciones que están excluidos del consumo de datos.
Volviendo al Binge On de T-Mobile, sus clientes podían ver vídeos de Netflix, HBO, Hulu y así hasta una veintena de proveedores de contenidos sin preocuparse por agotar los megas o gigas de su tarifa. La única contrapartida es que la calidad de los vídeos se rebaja hasta 480p. Algo que la operadora habría decidido para evitar colapsar sus redes móviles.
Las quejas (de momento no formales) han venido desde Youtube (propiedad de Google). Youtube, que no forma parte de los proveedores incluidos en Binge On también ha visto cómo la calidad de sus vídeos bajaba hasta 480p para los clientes de T-Mobile. «Reducir la factura de los datos puede ser bueno para los usuarios, pero eso no justifica degradar todos los servicios de vídeos, especialmente sin consentimiento del usuario», ha dicho Youtube a The Wall Street Journal.
T-Mobile estaría reduciendo la calidad de todos los vídeos, sean o no proveedores acogidos a la tarifa Binge On, según un test hecho por EFF (Electronic Frontier Foundation).
T-Mobile ha contestado trasladando la batalla al campo de la semántica: no degradan la calidad, la optimizan. «El término throttle lleva a confusión (…) Es mejor mobile optimized o downgraded«, según un email de T-Mobile al portal DSL Reports.
Curso de ética para telecos
Emulando aquella sección del programa Caiga Quien Caiga, el «Curso de ética periodística«, en este debate las palabras importan. La normativa estadounidense de neutralidad de la red prohíbe bloquear contenidos (blocking), reducir la calidad (throttling) y priorizar contenidos pagando (paid priorization). Y throttling es precisamente la palabra que ha usado Youtube para acusar a T-Mobile. Mientras que T-Mobile habla de downgrade y optimize (que es una de las prácticas autorizadas en la gestión del tráfico de internet).
Por si alguien tiene curiosidad, la normativa europea prohíbe exactamente estas prácticas: «blocking, slowing down, altering, restricting, interfering with, degrading or discriminating». Y en su versión en español: «bloqueo, ralentización, alteración, restricción, interferencia, deterioro o discriminación».
«Venid y charlemos»
El regulador estadounidense, la Federal Communications Commission (FCC), ha enviado cartas a los principales proveedores de internet para que acudan a la FCC «y tengamos una conversación sobre las cosas innovadoras que están haciendo», en declaraciones a Reuters.
Por cosas innovadoras, el presidente de la FCC se refiere a esta tarifa de zero rating de T-Mobile. Pero también al servicio de vídeo de Comcast, Stream TV. Los vídeos que los clientes de Comcast visionen a través de Stream TV no descuentan megas de la tarifa, mientas que los de otros proveedores como Netflix sí que consumen megas.
La FCC se ha fijado también en la ‘tarifa patrocinada’ de AT&T, otra modalidad de zero rating. Aquí los proveedores de contenido pueden ser ‘patrocinadores’ de la tarifa y los contenidos que se consuman de estos patrocinadores no descuentan megas de la tarifa.
El regulador estadounidense quiere investigar si alguna de estas prácticas es contraria a la normativa de neutralidad de la red con el objetivo de «mantener un internet abierto y libre, a la vez que se incentiva la innovación y la inversión».
En Europa, las tarifas de zero rating también forman parte del debate. El grupo de reguladores europeos BEREC las incluyó en su consulta pública sobre OTT (over the top), aunque consideró todavía que es pronto para saber qué impacto tendrán en los mercados de comunicaciones electrónicas y en los usuarios finales.
Siempre cuando salen estos temas sobre neutralidad de la red siempre me pregunto cómo se debe encajar cuando el plan de negocio de una empresa se basa en la inversión de otra que, además, no comparte el beneficio.
Entiendo y comparto que el acceso a la red debe ser pública y democrática pero también debe revisarse que las ganancias de unos no sean gracias a pérdidas de márgenes de otros. El acuerdo entre ambas partes tiene que ser prioritario, si no, el acceso no se podrá garantizar a largo plazo.
Siempre ha habido y siempre habrá interrelaciones entre agentes. De hecho muchas veces es difícil saber quién beneficia más a quién. ¿Telefónica tendría los ingresos que tiene sin no existiesen los servicios de Google? Ni de lejos. Si la gente contrata una conexión es en base a los servicios a los que puede acceder. En la práctica se dará un equilibrio natural porque ni a Google le interesa que los operadores no inviertan en redes ni a los operadores que no existan servicios como los que presta Google. Otra cosa es que obviamente cada uno intenta entrar en el negocio del otro.
En todo caso, argumentar que Google debe pagarle a Telefónica porque se beneficia de que esta comercialice accesos a Internet sería como decir que los taxistas tienen que darle parte de sus beneficios al fabricante del coche porque igual que el taxista se paga su coche Google tiene/o paga sus accesos a Internet. Y además, como vimos, Google siempre puede darle la vuelta al argumento diciendo: págame tú porque tus clientes te contratan porque quieren acceder a mis servicios.
Al final el problema de fondo es que las telecomunicaciones abrieron muchas oportunidades de negocio y la mayoría de las operadoras eran dinosaurios que no las aprovecharon en su tiempo y ahora se quejan amargamente de los que si lo hicieron cuando ellas estaban en la mejor posición para hacerlo y si no lo hicieron fue por dejadez o falta de estructuras adecuadas.
Tu argumento Ant tiene un ligero punto débil: el taxista paga al fabricante del coche (dinero que sale de sus beneficios, aunque lo haga una vez entra como inversión en su plan de negocio) por un objeto necesario para realizar su trabajo, y (aquí viene la gran diferencia) a la administración unos impuestos (que salen de sus beneficios) para poder usar ese objeto en una calle que pagamos entre todos (incluido el taxista con sus impuestos).
Las proveedoras de servicios OTT no pagan nada de eso, y basan un modelo de negocio en que la red siempre va a estar ahí. Y encima es una red que pertenece a una empresa privada, que realiza unas inversiones, y está supeditada a una normativas locales/nacionales/europeas que limitan la libre competencia, porque cuando lanza sus propios servicios OTT todo el mundo se echa encima. Esa es la gran diferencia y de lo que las telecos se quejan amargamente (en mi humilde opinión, con razón).
El taxista usa físicamente un espacio público y eso lo pagan sus clientes contratando sus servicios. Los operadores también usan dominio público y también lo pagan sus clientes contratando sus servicios. Los OTT pagan sus impuestos como toda empresa y pagan o asumen los costes de estar accesibles en la nube (conexión a Internet, servidores…). Por cierto, no me has contestado si te parece bien que Telefónica le pague a Google porque, en parte, sus clientes le contratan para usar sus servicios. Eso no, ¿no? ¿Cuándo empezó a tener empuje la contratación de accesos a Internet? Pues a medida que hubo servicios interesantes a los que acceder (vamos OTT).
Lo que tu propones es como si mañana el estado dice que todos los bares que hay en torno a los estadios de fútbol le tuviesen que pagar un impuesto al club de fútbol correspondiente (porque claro, hacen negocio asumiendo que va a estar siempre ahí ese estadio) y como ese ejemplo mil.
E insisto, si los operadores quieren competir con los OTT muy bien, que entren en su mercado y se batan el cobre pero claro, es más fácil pedir al regulador de turno que te ahorre el riesgo pidiendo una paguita.
Discrepo en varias cosas de tu punto de vista porque, ya te digo, creo que tenemos conceptos distintos de lo «público». Una carretera es pública porque un organismo público la construye y la mantiene vía impuestos. Una conexión a una red de datos no la pone el Estado, ni la mantiene, pero pone unas reglas a los que invierten. Una red de telecomunicaciones se parece más a, por ejemplo, una red de distribución eléctrica, sólo que aquí no hay (todavía) OTTs eléctricos (bueno, los paneles solares podrían ser un símil, pero muy cogido con pinzas).
No, creo que ni Google tiene que pagar a Telefonica, ni al revés. Sí creo en una red de velocidades, sobre todo para servicios tan demandantes de inversión como son los de streaming de video. Al final, el CDN te sirve para las macroLAN (que es lo que pagan los OTT).
Y, la comparativa, más que con el fútbol (que no es público) la veo similar a las concesiones de cafeterías de universidades, hospitales…. donde el estado si pone unas normas que deben cumplirse (en algunos casos, unas subvenciones) y no se permite la libre competencia.
Ya, pero la normativa europea no prohibe los llamados «servicios especializados» que es una forma de camuflar servicios premium que sirven para anular la Neutralidad de la red y beneficiar a unos usuarios en detrimento de otros. Si alguien quiere un tráfico específico que contrate enlaces dedicados o bien tráfico de empresas (oro).
Salu2