Foto cortesía de Striatic

Antes las estaciones de metro eran islas de tranquilidad. Foto cortesía de Striatic

  • «No te alteres cuando recibas una llamada de alguien que se ha equivocado y sé más tolerante»
  • «Elige una melodía de móvil que no sea molesta»
  • «Utiliza tu móvil para decir o recibir información importante»

Estos son algunos puntos del código ético que propone el regulador egipcio para fomentar el buen comportamiento de los usuarios del móvil. Cuando los hemos leído, nos hemos acordado de que muchos clientes ven como, día a día, en las grandes ciudades desaparecen sus santuarios de tranquilidad en forma de estación o de vagón de metro. Pequeños oasis urbanos donde hasta hace poco era impensable que se produjeran situaciones molestas por culpa del móvil. Cada vez quedan menos. Hoy nos proponemos explicaros cómo ha sido posible «profanar» estos lugares.

Tenéis una explicación bastante sencilla sobre el funcionamiento de la telefonía móvil en esta entrada de wikitel. Si comparamos cómo funciona la telefonía dentro y fuera del metro apenas hay diferencias, salvo por un par de cosas: el papel que juegan las empresas públicas que gestionan la red del suburbano y el tamaño de las antenas que se emplean para las conexiones.

Fibra oscura y fibra iluminada

Las empresas que gestionan la red de metro tienen mucho que decir si un operador decide dar este servicio. Estas empresas parte del trabajo e inversión que le supondría a un operador empezar a tender una red desde el principio ya lo tienen ya hecho. Por toda la red de metro, entre los túneles y las estaciones, existen cables de fibra óptica, una infraestructura necesaria  para conectar las antenas de los operadores entre estación y estación que darán cobertura.

A través de los cables de fibra que están iluminados se vertebran los sistemas de comunicaciones internos del suburbano, ya que se conectan los centros de control y de comunicación. En definitiva, transmiten  ingentes cantidades de datos a diario (las incidencias que se producen, las comunicaciones a los pasajeros, el uncionamiento de la red, etc). El resto de los cables que no se utilizan, los de fibra oscura (fibra sin iluminar), son los que pueden emplear los operadores para unir sus estaciones base si alcanzan acuerdos con la empresa que gestiona el metro. También negociarán el uso de otra serie de equipamientos, como recintos específicos para instalar equipos de transmisión, antenas etc. Además, si optan por este modelo se ahorrarán solicitar los derechos de ocupación del dominio público. Este es el esquema a grandes rasgos, aunque puede haber excepciones.

Antenas más pequeñas

Por otro lado, las antenas de telefonía móvil del metro son más pequeñas que las que estamos acostumbrados a ver en las azoteas de los edifcios.  Para dar cobertura dentro del metro no se necesita tanta potencia como para dar cobertura en exteriores, así que son antenas pequeñas,  similares a las  que se sitúan dentro de algunos edificios de oficinas y que optimizan la cobertura en interiores.

Entre 2001 y 2002, la CMT publicó varias resoluciones bastante sonadas, que sentaron las bases sobre las reglas que debían regir entre los operadores móviles y Metrocall  y la Comunidad de Madrid para que todos los operadores pudieran acceder a la prestación del servicio en el suburbano.

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