1956.House of the future. Foto de Andres E.

1956.House of the future. Foto de Andres E.

El hombre es un animal de costumbres, como reza el dicho popular. Por eso, la casa del futuro  ya no es sólo la casa inteligente que te avisa cuando la nevera no tiene leche o que te conecta la calefacción media hora antes de que llegues a casa; muy pronto, la casa inteligente será capaz de predecir tu comportamiento y adaptarse a él.

Un equipo de científicos de la Washington State University en Pullman (Estados Unidos) está trabajando en  un sistema que permite a las casas inteligentes “aprender” los hábitos de sus habitantes. Así, la propia casa puede reaccionar en función de ellos ¿Más del Internet of Things?

El proyecto,  bautizado como Casas Smart Home Project, se lleva a cabo  en un apartamento de pruebas construido en la propia Universidad de Washington. Por el momento, con un solo individuo y un mes de prácticas, la casa pudo identificar patrones como por ejemplo: “a las seis de la mañana se enciende la luz de la cocina, se enciende la cafetera y se enciende la tostadora”.

Uno de los retos de los científicos es conseguir que el individuo se sienta cómodo en esta casa. Y es que, como ya os comentábamos en un post anterior sobre la Internet de las cosas, aquí las dudas surgen también en cuanto a la privacidad. Volvemos a hacernos la pregunta/s del millón que ya dejábamos en el aire en ese post:

¿qué pasará cuando las cosas que nos rodean tengan la capacidad de reconocernos, localizarnos, sugerirnos, hablarnos, incluso olernos, o detectar cambios en nuestra conducta? ¿Dónde está el límite entre el reconocimiento de los datos (la detección) y el consentimiento de que toda esa información pueda estar al alcance de todo el mundo?, ¿quién controla a los controladores de la información?

De todas maneras, para los que ven la sombra de un Gran Hermano, hay que explicar que este proyecto funciona sin cámaras, chips RFID (de identificación por radiofrecuencia) ni  micrófonos. A cambio, se han instalado sensores menos invasivos, pero capaces de detectar movimiento, temperatura, luminosidad, humedad… Eso sí, no se aclara cómo se garantiza a los usuarios la privacidad de toda esa memoria.

Vaya, que si tenemos en cuenta la filosofía de  Mafalda: «Dicen que el hombre es un animal de costumbres; ¿y no será que de costumbre el hombre es un animal?», ya veremos cómo acaba la cosa…

De momento, en nuestro país hemos pasado de la domótica al hogar digital. Y algunas predicciones optimistas apuntan a que en el año 2010 un 20% de las viviendas europeas de nueva construcción podrían ser consideradas hogares digitales.

A todos estos avances tiene que contribuir el esperado desembarco de la fibra óptica. Las redes de nueva generación abrirán un abanico nuevo de servicios y capacidades para los usuarios. De hecho, la posibilidad de contar con velocidades mucho más altas de transmisión facilita la integración en casa  de los llamados servicios premium (servicios de valor añadido que sólo se soporten con fibra como TV-IP con alta definición, videovigilancia, etc…). A pesar de ello, siempre habrá diferencias de interés entre usuarios: los no intensivos, que puede que se conformen con mucho menos y demanden productos menos sofisticados contratando los mismos servicios que ya se pueden dar mediante la red de cobre; y los usuarios intensivos, que sí quieran aprovechar todo lo que el nuevo ancho de banda pudiera deparar y contratar servicios de valor añadido que sólo se puedan dar mediante fibra. Si os interesa la prospectiva podéis echar una ojeada al  estudio, elaborado por la consultora Isdefe para la CMT, sobre la viabilidad de la competencia en infraestructuras de redes de fibra óptica en España o al resumen que de éste te ofrecimos en el blog.


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