Armario a la vieja usanza. Foto cortesía de Wicho

Armario a la vieja usanza. Foto cortesía de Wicho

Para los amantes de los nodos o muxfines (esas cajas que Telefónica instala para acortar la distancia entre el bucle del abonado y la central y que sirven para ofrecer mayor ancho de banda a sus clientes) tenemos algunas novedades. El jueves pasado el Consejo de la CMT autorizó a esta operadora a instalar un total 17 nuevos nodos (resoluciones 1 y 2). A otros 7 que solicitaba no les hemos dado el visto bueno.

Antes de sumergirnos en el fascinante mundo de los nodos remotos os recordamos que, a grandes rasgos, podemos diferenciar 2 tipos:

1) Aquellos que a pesar de que interceptan los pares de cobre no tienen un impacto apreciable en los servicios de banda ancha que prestan el resto de operadores desde la central, es decir, no producen interferencias en las señales y, por eso, los clientes de los operadores alternativos no perciben que se degrade la calidad de sus servicios. La razón es que las señales con las que funcionan son compatibles con las que se emiten desde la central. En el argot técnico se dice que llevan conformado espectral.

2) Aquellos que por sus características técnicas (no llevan conformado) degradan la calidad del servicio, impactan en la desagregación del bucle y generan interferencias en las señal de los otros operadores que están coubicados en la central.

Como podéis deducir los nodos más problemáticos son los del segundo apartado; por eso, ya en diciembre del año pasado, la CMT publicó una resolución en la que fijaba bajo qué criterios Telefónica podría instalar estos nodos sin necesitar la autorización de la CMT. Uno de esos supuestos, por ejemplo, se da cuando se trata de nodos que interceptan bucles de centrales en las que los operadores no han demostrado interés en coubicarse.

Nodos sujetos que necesitan la autorización de la CMT

Los nodos que nos ocupan hoy no cumplen con los requisitos de esa resolución que os comentamos. La CMT lo que hace en estos casos es «sacar su balanza» y evaluarlos uno por uno para determinar los pros y los contras que suponen para los operadores y los usuarios que se de luz verde a su instalación.

Por un lado, la CMT calibra los beneficios en forma de mejores servicios de banda ancha para los usuarios y operadores que, situados en la central, no podían ofrecer previamente esas velocidades. Por otro, se evalúa si hay presencia de operadores coubicados en dicha central, a qué distancia se sitúa el nuevo nodo, la longitud del bucle interceptado, si hay muchos bucles desagregados en la central. Cuando hay muchos operadores presentes en la central significa que es una zona atractiva para los operadores, por lo tanto, ya no valdrá el argumento de que se instala un nodo para mejorar la calidad de los servicios de banda ancha a los clientes.

El resultado que arrojan estas dos resoluciones es que se autoriza la instalación de nodos que están situados a distancias lejanas de la central y donde se aprecia que los operadores no están haciendo un uso intensivo de la desagregación del bucle de abonado. Por el contrario, los nodos que afectan a polígonos industriales no se autorizan porque para los operadores alternativos podría resultar atractivo prestar servicios allí a clientes de tipo empresarial. Allí Telefónica  tendrá que ofrecer soluciones de conformado espectral VDSL2.

¿Y qué pasa con los clientes afectados por esos nodos?

Debido a que estos nuevos nodos interceptan los bucles de algunos usuarios que reciben servicios de operadores alternativos coubicados en las centrales y, en consecuencia,  verán que la calidad de su servicio se degrada, una de las posibles soluciones que la CMT establece es que el operador alternativo podrá migrar a sus clientes a un servicio de acceso indirecto, sin coste alguno. Este acceso indirecto le permitirá o bien replicar la velocidad que Telefónica oferta a sus clientes o bien continuar ofreciendo la velocidad que había elegido anteriormente.

Los precios mensuales que los operadores pagarán a Telefónica cuando soliciten este indirecto son más ventajosos que los del acceso indirecto tradicional, con unos descuentos del 23,5% en GigADSL y del 40,6% en ADSL-IP. Además, Telefónica deberá informar a sus competidores con una antelación de 2 meses sobre la existencia de ese nodo y su activación para que el operador alternativo pueda  planificar sus acciones e informar a sus clientes de que les migrará a un acceso indirecto.

Otros post sobre nodos remotos:

La regulación de la banda ancha: VDSL y muxfines (IV)

Entre nodos o “muxfines”

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