Ahora que ya se habla con normalidad de LTE, de 4G, de WIMAX o de smartphones con centenares de aplicaciones…, parece extraño que aún queden en nuestro país usuarios de buscas o servicios de trunking. Sí, sí, aunque suene a broma, el busca está vivo, eso sí, en vías de extinción. Según el último Informe Trimestral de la CMT, en España quedan poco más de 8.000 clientes de radiobúsqueda y tan sólo 394 clientes de trunking.
Hemos decidido echar la vista atrás y refrescar un poco la memoria porque estos servicios nos quedan ya algo lejanos en el tiempo. El servicio de radiobúsqueda consiste en la emisión de mensajes textuales o avisos a terminales portátiles en tiempo real o casi real, de manera unidireccional y con una cobertura zonal o nacional. Se conoce también como mensáfono, dispositivo de radiomensajería, pager, buscapersonas, beeper o, más familiarmente, busca. Y según sus defensores, su máxima ventaja frente a la telefonía móvil pasaba porque al utilizar señales radio para enlazar un centro de control de llamadas con el destinatario eran más seguros, sobre todo a la hora de enviar mensajes a zonas sin cobertura, ya sea a causa de interferencias, por las sombras producidas por la geografía o por hallarse en el interior de edificios. De ahí que se hicieran muy populares entre los colectivos dedicados a servicios de emergencias. Si te interesa repasar su historia y algunas curiosidades, puedes consultar este artículo de BBC News: «The pager rings off».
El trunking, o servicio de radiocomunicaciones móviles en grupo cerrado de usuarios, consiste en un servicio de telefonía móvil en red privada, que permite a los componentes de un colectivo determinado mantener entre ellos comunicaciones bidireccionales de voz y datos en tiempo real, vía radio, y a un coste reducido. Para entenderlo de una manera sencilla: es un «tronco», una trayectoria de comunicación entre dos o más puntos, típicamente entre sede de la compañía del teléfono y los usuarios.
Estos servicios, que se pusieron en marcha antes de la telefonía móvil, tuvieron un momento álgido en los 80-90 y empezaron su caída con la popularidad de los SMS y la mejora de las redes de telefonía móvil.
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