Hace 4 años, el regulador británico desgajó de British Telecom su red de cobre y la convirtió en una nueva compañía, Openreach. Todos los operadores alquilarían la red en las mismas condiciones, sin discriminación y habría más y mejor competencia. Hasta aquí la teoría.
Ahora toca echar la vista atrás y comprobar qué ha sucedido en la práctica. Ofcom se felicita. La separación funcional, que es el nombre técnico de dividir en una nueva empresa la red, “ha acelerado el proceso de desagregación del bucle (…), el número de hogares con banda ancha ha pasado del 37% al 65%” y se ha reducido la factura para los consumidores.
La web OfcomWatch ha aprovechado el aniversario de Openreach para recordar la publicación de un estudio de Brookings Institution acerca de los efectos que ha tenido la separación funcional en cinco países: además del Reino Unido, Suecia, Italia, Australia y Nueva Zelanda.
Ni más crecimiento ni más inversión, según el estudio de Brookings
Su conclusión sobre lo que ha sucedido en estos países no puede ser más desalentadora: “La separación funcional no ha tenido efectos positivos [ni en el aumento de la penetración de la banda ancha, ni en la inversión en redes y el despliegue de la fibra]. Al contrario, la evidencia sugiere que el crecimiento de la banda ancha se ha frenado y que la inversión, especialmente en redes de nueva generación, se ha disuadido”
En el Reino Unido, por ejemplo la banda ancha crecía a un ritmo del 50% anual antes de la separación funcional y después, se frenó hasta el 21%. Es más, las líneas de BT han aumentado a un ritmo mayor que el de sus competidoras. Aunque no es justo culpar a la separación funcional del frenazo en el crecimiento, tampoco lo es atribuirle todos los efectos positivos. ¿Se hubiera alcanzado ese 65% de penetración en el Reino Unido si no se hubiera creado Openreach? ¿Los precios se habrían mantenido?
La fibra, del gobierno
En el campo de las inversiones, en tres países con separación funcional (Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda) han sido los gobiernos, no los operadores, los que han anunciado inversiones millonarias en redes de fibra óptica. En cambio, el estudio remarca que en países sin separación funcional como Japón, Korea y EEUU han sido los operadores históricos los que han empezado a desplegar FTTH.
El informe de Brookings repasa también los efectos que ha tenido la separación funcional sobre la inversión. Aquí van los datos que ofrece el estudio para países con y sin separación funcional: BT aumentó un 10% sus inversiones de capital entre 2005 y 2007; Telefónica lo hizo un 18% y Deutsche Telekom, un 17%. Telecom Italia las redujo un 3%.
Medida excepcional
La CMT se pronunció sobre la separación funcional en las Líneas Maestras de Regulación de las NGaN. En el Paquete Telecom que prepara la Comisión Europea, aparece la separación funcional como un recurso que pueden utilizar las autoridades nacionales para garantizar la competencia en los mercados de telecos. La CMT valoró como «necesario» disponer de esta medida, aunque la considera «excepcional y extrema, a considerar en el supuesto de costatarse la existencia y persistencia de situaciones discriminatorias que puedan degradar gravemente la competencia».
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Vamos que la CMT ya tiene una pista, de lo debe pasar con Telefónica como operador con PSM.
Salu2
Pues efectivamente a eso me refería. Si creéis que la separación funcional funcionaría según las circunstancias del mercado, es lo mejor.
Sin embargo si creéis que no daría los frutos necesarios, habría que regular de otra forma.
Salu2
Si os interesa este tema, y entendeis el ingles, la consultora Oxera tambien ha realizado un estudio sobre los pros y contras de la separacion funcional en Portugal para la ANR (ICP-ANACOM).
Lo podeis encontrar aqui:
http://www.oxera.com/cmsDocuments/Anacom%20final%20report%20-%20Public%20version.pdf
Saludos
[…] caso de BT empezó cuando Ofcom (ANR británico) desposeyó a BT de su red de par de cobre en 2005 y […]
«Cada país tiene sus circunstancias, pero no nos gustan los análisis simplistas que culpan a la separación funcional de todos los males del mercado o le atribuyen todas las cosas positivas»
Efectivamente, el análisis no es simplista, pero caben unas consideraciones generales, avaladas por los hechos:
– Para desplegar una nueva red, la mayor inversión con mucho de un operador es en planta exterior, especialmente la obra civil. Mucho tamaño y musculo financiero ha de tener una operadora para tener la capacidad de realizar obras de infraestructura amortizables a largo plazo sin que se resienta su cuenta de resultados, y en esto los operadores históricos tiene una indudable ventaja.
– Por otro lado, en grandes ciudades y zonas densamente pobladas donde las redes serían más rentables, los problemas de despliegue de red no son solo económicos sino de caracter social y hasta político: permisos privados y oficiales, viabilidad del acceso físico, impacto medioambiental…
– Por estas consideraciones y otras de distinto caracter (eficiencia y economía, racionalización de obras, etc.), parece necesario plantearse la unificación de infraestructuras disponibles a los operadores, como en parte ya se esta haciendo: acceso unico a edificios, comparticion de bases radio, galerias de cable comunes en ayuntamientos y comunidades, etc.