¿Dónde están todos? Foto cortesía de *sean

¿Dónde están todos? Foto cortesía de *sean

Por un momento, hemos estado a punto de quedarnos sin internet (otra vez), pero parece que todo ha vuelto a la normalidad. El Reino Unido ha vencido a Ucrania en un partido de fútbol retransmitido únicamente a través de la web y no han ardido las redes de cobre ni hemos vuelto a la Edad de Piedra antes de la segunda parte. Pero aún no podemos respirar tranquilos. Los que todavía creen en el Exaflood, calculan que llegará en 2010. ¿Empezamos ya a despedirnos de internet o esperamos un poco?
El partido de fútbol iba a ser la prueba de fuego de las redes de telecomunicaciones en el Reino Unido. Sólo sería posible verlo a través de la web después de pagar 12 libras. El blog de tecnología de la BBC ha resumido el día después del Apocalipsis que no fue:

  • Medio millón de espectadores (incluyendo los que se reunieron en cines para verlo).
  • Las redes no se colapsaron (Virgin Media sólo notó un aumento del 9% en el tráfico).
  • Ni por la velocidad de descarga ni por la resolución de la imagen, el fútbol online puede sustituir aún a los clásicos partidos frente al televisor.
  • Hay métodos alternativos para ver el partido sin pagar (y los espectadores los encontraron).

Superada la amenaza del fútbol, queda la de la inundación de internet que debería llegar el próximo año. El mito se llama “exaflood”. Lo predijo el think tank Nemertes Research basándose en que el aumento del vídeo online y otras aplicaciones acabarían por desbordar las redes. El fin del mundo llegaría poco a poco. Primero serían “apagones de varios minutos. A partir de 2012, los PCs trabajarían a una velocidad tan baja que internet se  transformaría en un ‘juguete poco fiable’”.  La solución para los analistas de Nemertes está clara: para que los operadores inviertan en redes y eviten la inundación deben cobrar por consumo y abandonar las tarifas planas.

Sin embargo,  las estadísticas desmienten por ahora la catástrofe. Como comentábamos en un post anterior, el tráfico de datos en las redes fijas sigue creciendo, pero más despacio.

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