En el mundo de la economía un «first mover» es un agente que normalmente tiene ventaja con respecto a los demás por ser el primero en entrar en un mercado o realizar una determinada acción o estrategia. Es el pionero, así que eso le supone muchas ventajas (ser el primero en captar clientes, acumular conocimientos sobre el terreno en que se mueve antes que nadie…), en definitiva, que los demás le van a la zaga.
Si nos referimos a los despliegues de fibra óptica, en Europa varias compañías eléctricas danesas fueron de las primeras en ofrecer conexiones FTTH a través de su red de energía. Sin embargo, esa no es la noticia.
El tema es que Dong Energy, una de las mayores energéticas del país, en 2009 dejó de pertenecer a ese selecto grupo de compañías de energía que en Dinamarca están en el negocio de la fibra óptica. Y no una fibra cualquiera sino con denominación de origen: «Danksfibernet» es el sello de calidad que asegura que el usuario está contratando la velocidad que en realidad le oferta su proveedor.
A finales de 2009, DONG Energy vendió su infraestructura al operador de telecos más fuerte del país, TDC, y lo hizo apuntándose unas pérdidas de 85 millones de coronas danesas, unos 11 millones de euros, según detallan en el informe anual de la compañía. Dong únicamente se quedó con la parte de la red de fibra dedicada a la distribución de la energía.
Desinversión en fibra óptica
La cronología del abandono del negocio de la fibra óptica por parte de Dong comenzó a mediados de 2009, entonces empezó a hablar de vender su fibra óptica, y lo hizo sin pelos en la lengua. Directamente, habló de que les estaba llevando más tiempo del previsto desarrollar el mercado y conseguir clientes. Esa fue la principal razón por la que la compañía se mostró abierta a realizar un consorcio con otras empresas interesadas o, directamente, a desprenderse de la parte dedicada al negocio de la fibra óptica. Otro de los problemas de Dong, la fragmentación geográfica. En Dimarca las elécticas tienen un carácter casi local.
Finalmente, a finales de 2009, TDC, el equivalente a Telefónica en España, compró su red de fibra por 325 millones de coronas (unos 42 millones de euros). Las lecciones que se extraen de esta operación nos las cuenta Benoit Felten, de la consultora DifractionAnalysis, y bien podrían titularse «lecciones de un first mover». Felten explica que la gestión del negocio que hizo Dong no era óptima por varias razones:
- Tenía exceso de personal dedicado a esta actividad en comparación con su número de clientes
- El despliegue se había hecho en función de la reconstrucción de la red de energía, con lo cual tenía poca consistencia geográfica
- Dong no tuvo una oferta novedosa de nuevos servicios que impulsaran la captación de clientes
- Las marcas de telecos nacionales y conocidas por los usuarios no estaban operando sobre su red open access.
Cuando a finales de 2009 Dong Energy vendío a su red de fibra óptica a TDC contaba con 150.000 hogares pasados y un total de 11.700 clientes activos. En total, a finales de 2008, las 22 eléctricas agrupadas en DanskFibernet tenían con un total de 86.000 clientes, según datos de Cullen International.
FTTH Council, explicaba recientemente que en 2010 había descendido el número de municipios y compañías de utilities que se estaban dedicando a extender redes de fibra óptica. Ellos no explican las causas, aunque en el caso de las iniciativas municipales suponemos que la crisis económica ha tenido algo (o mucho) que ver.
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