Los Navajos son conocidos por las «pelis» de vaqueros y porque durante la II Guerra Mundial algunos de sus hombres ayudaron al ejército estadounidense a tomar la isla de Iwo Jiima y la de Guadalcanal, entre otros lugares.
Gracias a su lengua propia, los Navajos crearon un código secreto con el que realizaron las comunicaciones por radio y teléfono del ejército de EEUU. Consecuencia: los japoneses no pudieron descifrar los mensajes de su enemigo y este grupo de indios pasó a la historia como los Navajo Code Talkers.
Aquel modo de utilizar las telecomunicaciones por parte de Los Navajos hoy suena tan lejano como sus tambores de guerra. Sin embargo, las nuevas formas a duras penas consiguen un sitio en su sociedad. De hecho, en la actualidad, «La Nación de Los Navajo» comprende 69.530 kilómetros cuadrados, que se extienden por los Estados de Arizona, Utah y Nuevo México. Los descendientes de la tribu presentan tasas de diabetes por encima de las del resto de EEUU. Además, el desempleo alcanza al 50% de su población y el acceso al agua y la electricidad no es universal para ellos. Con esta carta de presentación no es extraño que Internet o la telefonía no hayan echado raíces en su cultura ancestral.
Utilities, la fórmula mágica para llevar banda ancha
Sin embargo, igual que en otros lugares, la Compañía de Agua, Luz y Electricidad de los Navajos (NTUA) lidera el enganche de sus vecinos a la sociedad de la información. En agosto de 2009, la NTUA presentó el proyecto «Quality Broadband for the Navajo People« a la Agencia Nacional de Telecomunicaciones e Información (NTIA). Esta agencia es la encargada dentro del Plan de Estímulo Económico del gobierno estadounidense (Recovery Act) de otorgar fondos públicos para proyectos que lleven la banda ancha a diversas zonas del país. La iniciativa de Los Navajos consiguió un subsidio de $32,190,067.
Cofinanciación del proyecto
El proyecto para llevar Internet a la reserva comprende cinco fases y cubre 530 millas (853 kilómetros). Incluye la instalación de 96 postes de fibra óptica aérea y 33 nuevas torrres para antenas que cubrirán zonas de Arizona, Utah y Nuevo México. Se interconectarán escuelas, hospitales y centros de la comunidad. Además, la población podrá acceder a servicios de telemedicina y se cubrirán 30.000 hogares y 1.000 negocios.
La NTIA hace gran parte de la contribución ($32 millones), pero el total del proyecto tiene un monto de $46 millones. «La Compañía de Utilities» de los Navajos aportará 11,3 millones y el operador Commet Wireless, 2,2 millones de dólares. Entre ambos proveerán servicios minoristas de telefonía móvil vía LTE. Así, los Navajos también se beneficiarán de servicios de fijo y móvil y de acceso inalámbrico de Internet.
Los Nez Perze y la reserva de Leach Lake
Otra de las 564 tribus indias del país que ha querido aprovechar los fondos de la NTIA es la de los Nez Perce (Idaho), conocidos siglos antes por su destreza en la doma de caballos, se han subido al carro con el plan «Central North Idaho Regional Broadband Network Expansion». Con este proyecto se creará una red regional con diez antenas para llevar Internet de banda ancha a diversos condados que conectará las instituciones propias de los Nez Perce.
Por su parte, los indios de la reserva de Leach Lake en Minessotta; con 1,722,371$ dotarán a diversos centros de la reserva con 224 ordenadores.
Fondo Tribal de banda ancha
A pesar de estos ejemplos de cómo se están conectando las tribus indias en EEUU, el panorama para ellos no es muy halagüeño. Según los comentarios que las asociaciones tribales enviaron a la FCC para la elaboración del Plan Nacional de Banda Ancha, sólo el 10% de su población tenía acceso a la banda ancha en 2004. En el caso de la telefonía fija, una de cada tres familias disponía del servicio.
La FCC reconoce en su plan de banda ancha que los programas de subsidios de la (NTIA) no están orientados específicamente a financiar los proyectos en territorios tribales y no son suficientes porque conectar a estos colectivos implica importantes obstáculos, como son la falta de infraestructuras o el desinterés de los operadores privados. Por eso, una de las soluciones que plantea es la creación de un Fondo Tribal de Banda ancha.
Los subsidios del nuevo fondo (Tribal Broadband Fund) serían utilizados para una variedad de fines. Brindar conectividad de alta capacidad a sedes tribales o a otras instituciones principales, planificar la implementación, ampliar la infraestructura, realizar estudios, brindar asistencia técnica, desarrollar e implementar planes empresariales, alcanzar la alfabetización digital y lograr un mayor alcance. (Plan Nacional de Banda Ancha (versión en español)
Además, la FCC aboga por recurrir a la política de «cavar una sola vez», coordinando a las agencias federales y las instituciones tribales para aprovechar la creación de nuevas infraestructuras (carreteras, redes de saneamiento) instalando conductos e infraestructuras de fibra óptica en los nuevos proyectos.
De momento, el Plan Nacional está pendiente de aprobación por parte del Congreso, que tendrá la última palabra sobre estos puntos.
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Increíble que en una zona tan extensa a tantas personas no les llegue no sólo el acceso a las telecomunicaciones, sino el agua y la electricidad, bienes más básicos y necesarios aún que aquellas(aunque haya quienes opinen lo contrario). Buenísimo post, perfectamente documentado. Hacemos RT en el perfil de Áudea en Twitter. Saludos
Muchas gracias.
Sí, a nosotros también nos ha sorprendido las condiciones que se dan en estas reservas y por eso seguimos su pista ya que la FCC ha incluido a este grupo dentro de los prioritarios en su plan de banda ancha. Sus cifras en cuanto a acceso a la sociedad de la información son peores que las de la población negra o hispana en en país.
saludos
Interesante post, desde luego.
Abundando en la curiosidad histórica del servicio que los Navajo prestaron al ejército norteamericano, los mensajes a transmitir se traducían en primer lugar a la lengua de los navajos, para posteriormente se cifrados mediante algún algoritmo matemático convencional. Es decir, se añadía a la seguridad del cifrado el hecho de que era harto improbable que el bando japonés dispusiera de conocimientos sobre la lengua de los indios.
Es más, se daba un fenómeno colateral que mejoraba el nivel de seguridad: para romper un algoritmo de cifrado, es útil conocer en qué lengua está escrito el mensaje en claro, pues sus datos estadísticos (longitud media de las palabras, frecuencia de repetición de letras, etc.) facilita la tarea de romper el código. En este caso, los japoneses no disponían de información alguna, lo que dificultó enormemente su labor.
De hecho, no consta que ni el Ejército ni la Marina imperiales lograran descifrar ningún mensaje de los codificados de esta forma.