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Foto cortesía de QuinceMedia (Pixabay)


*** Jorge Padilla es Senior Managing Director en Compass Lexecon, Research Fellow en el CEMFI (Madrid) y enseña economía de la competencia en la Barcelona Graduate School of Economics (BGSE) y la Toulouse School of Economics (TSE). Este breve artículo resume algunas de las ideas recogidas en el artículo del autors titulado “Should profit margins play a greater role in horizontal merger control?” de próxima aparición en el Journal of European Competition Law and Practice. Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad exclusiva de su autor.
En un discurso reciente,[1] el economista jefe de la Dirección General de Competencia de la Comisión Europea, Profesor Tommaso Valletti, explicó que, aun cuando la evidencia empírica sugiere que la concentración de los mercados de los cinco países con mayor PIB de la Unión Europea no se ha incrementado desde la Gran Recesión de 2008, los márgenes de beneficios de la empresas de dichos países sí han crecido notablemente desde 2010, alcanzando un máximo histórico en 2016. En su opinión el crecimiento tendencial de los márgenes empresariales debería dar lugar a cambios en la política de competencia de la Unión y de sus Estados miembros. Concretamente, el Profesor Valletti parece defender que se refuerce el control de las concentraciones horizontales en Europa con el fin de evitar que se produzcan incrementos adicionales en la concentración de los mercados que pudieran dar lugar a nuevos aumentos de beneficios y, en último término, a un aumento de la desigualdad en los países de la Unión Europea. Desde su punto de vista, esta política reforzada de control de las fusiones horizontales dificultaría la creación de posiciones de dominio que pudieran ser explotadas para excluir a competidores.
La propuesta del Profesor Valletti está en línea con la posición de varios juristas y economistas de los EE.UU. que han solicitado un reforzamiento de la política de control de concentraciones en su país en respuesta al notable incremento de la concentración y de los beneficios empresariales observados en su país desde 2010. En un artículo de próxima aparición,[2] por ejemplo, los Profesores Hovenkamp y Shapiro expresan su preocupación por la laxitud de la política de control de concentraciones en los EE.UU. desde los días de la última administración Bush y manifiestan su apoyo a las propuestas presentadas por el Partido Demócrata, actualmente bajo discusión en el Senado de los EE.UU.,[3] destinadas a aumentar el grado de intervencionismo del control de concentraciones en dicho país.
La preocupación tanto del Profesor Valletti como de sus colegas norteamericanos se centra con los posibles efectos nocivos para la competencia de las fusiones horizontales en mercados (o entre empresas) con elevados márgenes de beneficios. En su opinión, la probabilidad de que las fusiones horizontales en mercados caracterizados por una alta rentabilidad o entre empresas muy rentables den lugar a incrementos sustanciales de precios y, por tanto, dañen a los consumidores es particularmente elevada.
¿Tiene razón el Profesor Valletti? ¿Deberían las autoridades de competencia de la Unión Europea reforzar el control de concentraciones, especialmente en aquellas industrias y sectores de mayor rentabilidad? ¿Deberían intervenir más frecuentemente y de manera más agresiva cuando la fusión bajo análisis involucra a una o más empresas con elevados márgenes? Finalmente, dado que la propuesta del Profesor Valletti refleja su preocupación con el incremento observado en los márgenes empresariales, y la consiguiente reducción del peso de los salarios en el PIB, en varia economías europeas, ¿es razonable adoptar una política más severa en materia de control de concentraciones en respuesta al incremento de los márgenes de beneficios de nuestras economías?
En mi opinión, aun cuando el análisis de los márgenes de beneficios juega (y debe seguir jugando) un papel esencial en la evaluación de los efectos potenciales de las fusiones horizontales sobre los precios,[4] no encuentro razonable adoptar una política de control de concentraciones particularmente agresiva contra las fusiones en mercados altamente rentables. Tal política puede dar lugar a errores de uno u otro signo, prohibiendo o condicionando fusiones que deberían ser aprobadas sin más (errores de tipo I) o aprobando fusiones que deberían haber sido condicionadas o simplemente prohibidas (errores de tipo II). Esto es así por varias razones. En primer lugar, porque los márgenes de beneficios se suelen medir de acuerdo con criterios contables. Dichos márgenes no tienen por qué reflejar la verdadera rentabilidad económica del sector.[5] En segundo lugar, es de sobra conocido que la comparación de márgenes de beneficios contables entre empresas, industrias y países es una labor extremadamente compleja que suele dar lugar a resultados erróneos.[6] Finalmente, la absorción de empresas no rentables por empresas que sí lo son puede facilitar la reasignación de recursos y, por consiguiente, tener un impacto positivo tanto desde una perspectiva macroeconómica como microeconómica.[7] Así será en particular si las diferencias de rentabilidad reflejan diferencias sustantivas en la calidad del capital, de la fuerza de trabajo, o de la gestión.
Entiendo bien que mi opinión, centrada en consideraciones de eficiencia, podría parecer economicista y que pudiera ser criticada por ignorar sus implicaciones sociales; concretamente, en términos de su impacto sobre la desigualdad. Sin embargo, dichas críticas carecerían de fundamento. Entiendo y suscribo la preocupación por el incremento de la desigualdad en los países de la Unión Europea. Soy consciente de que muchos economistas atribuyen la caída del peso de los salarios en la renta en muchos países de la OCDE al incremento de la concentración y del poder de mercado y culpan de dichos desarrollos a las políticas de concentración supuestamente laxas adoptadas por los diversos gobiernos.[8] Sin embargo, existen explicaciones alternativas y tanto o más convincentes a la caída del peso de los salarios: el impacto del cambio tecnológico,[9] la globalización,[10] el crecimiento relativo de las empresas más eficientes,[11] etc. En particular, encuentro particularmente convincente la explicación basada en la reducción del coste relativo del capital resultado del cambio tecnológico en la medida que permite explicar porque la caída del peso de los salarios se ha producido solamente en los sectores más intensivos en capital y donde los cambios tecnológicos han tenido un mayor impacto sobre el coste relativo de la mano de obra.[12]
Por todo ello, creo que la preocupación existente por la evolución de la desigualdad, aunque perfectamente legítima y racional, no justifica el cambio de la política de control de concentraciones, al menos no mientras no entendamos mejor los determinantes de la caída del peso de los salarios en algunos sectores de la economía. En particular, estimo que dicho cambio estaría aún menos justificado en la Unión Europea puesto que la actitud de la Comisión Europea en materia de control de concentraciones en la última década no puede considerarse como tímida o laxa.
 
 
[1] Tommaso Valletti, Concentration Trends in Europe, CRA conferencia anual en  Bruselas, diciembre 2017.
[2] Herbert Hovenkamp y Carl Shapiro, “Horizontal Mergers, Market Structure, and Burdens of Proof”, Yale Law Journal, de próxima aparición.
[3] Consolidation Prevention and Competition Promotion Act of 2017, S. 1812, 115th Cong. (2017).
[4] Comisión Europea, Directrices sobre las operaciones de concentración horizontal, 2004, párrafo 24. Véase también Alison Oldale y Jorge Padilla, (2013), “EU Merger Assessment of Upward Pricing Pressure: Making Sense of UPP, GUPPI, and the Like”, Journal of European Competition Law & Practice, 4(4): 375–381.
[5] Franklin M. Fischer and John J. McGowan, (1983), “On the Misuse of Accounting Rates of Return to Infer Monopoly Profits”, American Economic Review, 73(1): 82–97.
[6] Richard Schmalensee, (1989), “Inter-Industry Studies of Structure and Performance”, en Handbook of Industrial Organization, Volumen 1, editado por Richard Schmalensee and Robert D. Willig, North-Holland.
[7] Mark A. Dutz, (1989), “Horizontal mergers in declining industries: Theory and evidence”, International Journal of Industrial Organization, 7(1): 11–33.
[8] Simcha Barkai, (2016), “Declining Labor and Capital Shares,” Documento de Trabajo, Universidad de Chicago. Véase también Jan De Loecker y Jan Eeckhout, (2017), “The Rise of Market Power and the Macroeconomic Implications”, NBER Working Paper No. w23687.
[9] Loukas Karabarbounis y Brent Neiman, (2014), “The Global Decline of the Labor Share”, Quarterly Journal of Economics, 129: 61–103.
[10] Michael Elsby, Bart Hobijn y Aysegul Sahin, (2013), “The Decline of the U.S. Labor Share,” Brookings Papers on Economic Activity, 44: 1–63.
[11] David Autor, David Dorn, Lawrence Katz, Christina Patterson, y John van Reenen, (2017), “Concentrating on the Fall of the Labor Share”, American Economic Review, 107: 180–85.
[12] Luis Díez Catalán, (2018), “The Labor Share in the Service Economy”, Documento de Trabajo, Universidad de Minnesota.

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