Este año 2018 han cerrado más de 140 centrales de cobre, las últimas el 14 de diciembre. En la web de la CNMC puedes consultar el listado de las más de 800 centrales cerradas o en proceso de cierre y comprobar, por ejemplo, que en 2023 el total cerrado a final de año será de casi 600 centrales. Telefónica se apoya en su despliegue FTTH y en los procedimientos establecidos de la CNMC para acelerar el cierre de la red de cobre.

Foto en Pixabay

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Qué hace la CNMC en este proceso

Una de las actuaciones destacables de la CNMC en materia de telecomunicaciones es la supervisión de la transformación de la red de Telefónica, en particular en lo que se refiere al proceso de cierre o apagado de su red de pares de cobre en las áreas que ya pueden ser atendidas por la nueva red de fibra óptica.

Telefónica tiene interés en dejar de explotar la red de cobre si los usuarios del área atendida por una central son servidos ya por nuevas tecnologías como fibra óptica hasta el hogar (FTTH), para no tener que asumir el mantenimiento de las dos infraestructuras.

La autoridad reguladora en España fue pionera al procedimentar con anticipación este proceso, que culmina la transformación de la red de acceso.

Telefónica no necesita autorización expresa ni prerrequisitos para iniciar el proceso de cierre de una central si se ajusta al procedimiento previsto, que incluye un período de garantía para los operadores alternativos, en el que continúa habiendo acceso a la red de cobre; por el contrario, si no se sigue este procedimiento, la CNMC estudia las circunstancias concretas del caso para autorizar o rechazar la solicitud de cierre.

El número de centrales que cierran en 2018 es superior a las cerradas hasta ahora; en concreto, este año cierran 143 centrales. Los operadores con clientes en esas centrales deberán migrarlos a accesos de fibra, propios o de Telefónica.

Se trata hasta ahora de centrales pequeñas, con pocos pares de cobre, y en las que no hay operadores coubicados (es decir, con equipos propios instalados en esas centrales), y que cuentan con un plazo de garantía de un año, en que puede seguir usándose el cobre, desde que Telefónica anuncia el cierre. Pero hay ya un número importante de centrales mayores, con operadores coubicados (que instalaron equipos para prestar servicio ADSL) y cinco años de plazo de garantía, cuyo cierre se ha anunciado. Las primeras centrales con operadores coubicados que cerrarán lo harán en abril de 2021, y están en Madrid y Barcelona; para otras 334 de gran tamaño ha empezado también a computarse el plazo para su cierre, entre 2021 y 2024.

Además, si hablamos en propiedad, se entiende por cierre de una central el cese del uso de los accesos de cobre de esa central. Así, el cierre de una central conlleva el fin de la obligación de acceso en dicha central a la red de pares de cobre de Telefónica. Tras el cierre de una central, ni Telefónica ni otros operadores pueden hacer uso de los pares de cobre de esa central. Se deja de usar la red de cobre, sí, pero esa central se podría seguir utilizando: para el despliegue de fibra óptica o para antenas de telefonía móvil, por ejemplo.

El despliegue de la nueva red de fibra óptica trae consigo abandonar progresivamente la tradicional red de cobre. Y, por tanto, cerrar alguna de estas centrales, pues ya no son necesarias, al prestarse servicio a los usuarios desde un menor número de centrales. En España hay más de 8.000 áreas de centrales de cobre.

Aunque tanto la CNMC como los operadores estaban informados del cierre de las centrales de la red de cobre por parte de Telefónica, la CNMC ha considerado que también puede ser conveniente que todo el mundo pueda acceder a esta información, a través de un organismo neutral y no depender de los operadores.

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