Como ya sabéis, la CNMC integra las actividades y funciones de diferentes organismos reguladores: Comisión Nacional de Energía, Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, Comisión Nacional de la Competencia, Comisión Nacional del Sector Postal, y Comité de Regulación Ferroviaria y Aeroportuaria; hoy queremos acercarnos a un sector del que todavía no os hemos hablado en el blog: el mercado postal.

Arrancamos con el mercado postal. Foto en flickr de Emilio J. Rodríguez

Arrancamos con el mercado postal. Foto en flickr de Emilio J. Rodríguez

La liberalización del mercado postal

El mercado postal en España ha pasado por un largo proceso hasta alcanzar la libre competencia del mercado. Todo empezó con la elaboración en la Unión Europea del Libro Verde sobre el desarrollo del mercado único de los servicios postales en el año 1992 y fue avanzando poco a poco en España con la transposición de, fundamentalmente, tres Directivas:

  • la Directiva 97/67/CE de 15 de diciembre de 1997, adoptada en España por la Ley 24/1998 de 13 de julio, del Servicio Postal Universal y de Liberalización de los Servicios Postales, puso en marcha formalmente el proceso de liberalización, introduciendo la necesidad de prestación de un servicio postal universal en la Unión Europea, dividiendo entre productos reservados y no reservados y creando la figura de la “autoridad nacional de reglamentación”, que en España dio lugar a la creación de la Comisión Nacional del Sector Postal (CNSP) en el año 2007 (su puesta en funcionamiento se produjo en el año 2010). En el caso de España, la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos, S.A. (Correos), sociedad de capital 100% público, ha sido la que ha ejercido el monopolio en el mercado postal con la prestación de esos productos reservados.
  • la Directiva Postal, 2002/39/CE de 10 de junio de 2002, profundizó en el proceso, reduciendo el número de servicios reservados y estableciendo un calendario de liberalización del mercado.
  • la Directiva 2008/6/CE de 20 de febrero de 2008, consiguió la liberalización del mercado postal, imponiendo a 16 estados miembros (entre ellos España) la fecha límite para la apertura total del 31 de diciembre de 2010. En España, la transposición de esta Directiva se realizó mediante la Ley 43/2010, de 30 de diciembre, del servicio postal universal, de los derechos de los usuarios, y del mercado postal (Ley Postal), que entró en vigor el 1 de enero de 2011. Esta Ley Postal eliminó el área reservada y abrió a la competencia todos los servicios postales, con lo que puso fin a la parte del mercado postal reservada a Correos, si bien esta empresa fue designada durante 15 años como operador encargado de prestar el servicio postal universal con obligaciones de servicio público, teniendo en cuenta que gestiona la mayor red postal que cubre todo el territorio nacional.

Con todo esto y adoptando las obligaciones que se encomendaron a la Comisón Nacional del Sector Postal, la Dirección de Transportes y del Sector Postal de la CNMC tiene, entre otras funciones, la de garantizar condiciones que permitan la libre competencia en el sector (en condiciones adecuadas de calidad, eficacia, eficiencia), el pleno respeto de los derechos de los usuarios y de los operadores postales y sus trabajadores, y la correcta prestación del servicio postal universal  (del que hablaremos en más detalle en futuras entradas del blog).

Actualmente, una vez superado el proceso formal de liberalización en España, podemos hablar de dos segmentos en el mercado postal, que presentan grandes diferencias de competencia y funcionamiento: el sector postal tradicional y las actividades de paquetería y mensajería industrial y comercial. (Aunque os damos ahora unas pinceladas, en próximas entradas del blog profundizaremos en uno y otro segmento).

Cartas y paquetes

Como os contamos, el mercado postal abarca dos grandes segmentos:

  • el sector postal tradicional, comprende básicamente la prestación de servicios de envío de cartas y paquetes postales de reducido peso en condiciones estandarizadas, así como el envío de publicaciones periódicas, libros, catálogos y publicidad directa. Parte de estos servicios postales tradicionales se prestan con obligaciones de servicio público por Correos como operador designado para prestar el servicio postal universal.  Es decir, hasta 2025 Correos tendrá la obligación de prestar los servicios postales incluidos dentro del servicio postal universal, aunque también lo podrán prestar otros operadores privados.
  • el sector de paquetería y mensajería industrial y comercial lleva tiempo abierto a la competencia y es el segmento que presenta  los servicios postales de mayor valor añadido, los cuales representan el 63% de la facturación del mercado postal en España.

La mayor parte de los envíos tienen como origen o destino organizaciones (empresas y administraciones públicas), siendo el tráfico entre individuos residual. Estas organizaciones participan en aproximadamente el 90% de los envíos y los principales flujos son los de organizaciones hacia los hogares.

Evolución de envíos postales de operadores mundiales (2007-2010). Fuente: IPC

Evolución de envíos postales de operadores mundiales (2007-2010). Fuente: IPC

En los últimos años, el mercado postal, tanto en su segmento tradicional como en el segmento de paquetería y mensajería industrial y comercial, se ha visto afectado muy negativamente por la crisis económica, con  un descenso importante en el volumen de envíos. Concretamente, el sector postal tradicional se ha visto muy afectado también por el desarrollo de las nuevas comunicaciones, que ha provocado un importante efecto sustitución de los servicios postales tradicionales por otros medios tales como el  correo electrónico, la mensajería instantánea, internet, fax y teléfono.

España, además, cuenta con una serie de características que hacen que esta situación suponga un especial reto para el mercado postal, pues al descenso de envíos provocado por los factores antes citados, se une un bajo índice de utilización de los servicios postales en comparación con otros países, una baja densidad de población y una distribución poco homogénea de la misma.

Todo lo anterior está obligando a los operadores postales a replantear su cartera de servicios apoyándose en estas nuevas tecnologías para redefinir o crear nuevos servicios. La revolución digital supone, en definitiva, un gran reto para el mercado postal que tendrá que adaptarse a los nuevos tiempos y ser capaz de evolucionar ante el fuerte desarrollo de las comunicaciones y los cambios en las preferencias de los consumidores.

 

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