El fracaso surge donde menos lo esperas. Foto cortesía de Pipeapple

El fracaso surge donde menos lo esperas. Foto cortesía de Pipeapple

Estos días la blogosfera está comentando un artículo del think tank ITIF titulado “Por qué la fibra municipal no ha triunfado”. Desplegar una red de fibra es caro y se necesitan años para empezar a ver números positivos. Pero los defensores de los operadores neutros lo tienen claro, allí donde no llegan las empresas debe llegar la iniciativa pública.

Todo este debate ha coincidido con una resolución de la CMT en la que se analiza el caso de Miguelturra, un ayuntamiento de Ciudad Real que ha tendido una red de fibra que alquilará a los operadores interesados. Es decir, el ayuntamiento sólo se ha ocupado de las infraestructuras (que es la parte costosa de la inversión y para muestra, el presupuesto desglosado en su web) y serán otras empresas las que den los servicios de banda ancha, pagando a Miguelturra por el alquiler de la fibra.

Entre las ventajas de los operadores neutros, además de lo positivo que es tener un ancho de banda de 100 megas, la resolución de la CMT cita:

  • La neutralidad, porque el Ayuntamiento no interfiere en los tipos de ofertas y servicios que quieran dar las empresas a los usuarios.
  • La no discriminación, porque todos los operadores pueden acceder a la red en igualdad de condiciones.
  • La transparencia, tanto para operadores como para usuarios.
  • La igualdad para todos los operadores para llegar a todos los usuarios que tengan cobertura de la red.

Por eso la CMT apuesta por “estimular la puesta en el mercado de infraestructuras tanto por parte de las administraciones públicas, como de empresas gestoras de servicios de interés general o de los operadores de telecomunicaciones”. Ni más ni menos que la competencia en infraestructuras, que es más sostenible a largo plazo.

Pero volviendo al tema del artículo, los problemas financieros, Miguelturra ha podido desplegar la red gracias a subvenciones de los Fondos FEDER europeos, el Ministerio de Industria y la Junta de Castilla la Mancha, entre otras instituciones. Otras AAPP han apostado por el despliegue de redes inalámbricas porque son más baratas, pero que no pueden ofrecer las prestaciones que da la fibra óptica.

Como ha surgido en el debate, habría que plantearse si los beneficios económicos han de ser el único baremo para medir el éxito de un proyecto de fibra municipal.

La CMT explicó en las Líneas Maestras de la regulación de NGAs, que la participación de las AAPP en los despliegues de red es “necesaria (y en muchos casos imprescindible)”. Pero para no interferir con la normativa vigente, la CMT recomendó que la actuación de las AAPP se centrara:

a.    En el despliegue de infraestructuras pasivas y que fueran los operadores los que implementasen las redes.
b.    Si no hubiera operadores interesados, las AAPP podrían también construir redes activas y ofrecer la gestión a los operadores.
c.    Si tampoco hubiera empresas interesadas, las AAPP podrían gestionar ellas mismas la red.

Para crear una red es necesario que las AAPP se inscriban en el Registro de Operadores de la CMT. Miguelturra lo ha hecho para poder revender el excedente de fibra oscura que no utilice para él.

En todo caso, el debate sigue abierto. ¿Fracasan las administraciones cuándo se meten en el terreno de las telecos?


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