Además de una obra de Arthur C. Clarke (que no tenemos la suerte haber leído), un glide path es la senda de planeo de un avión en su maniobra para aterrizar o su trayectoria de aproximación a la pista de aterrizaje. La regulación de telecomunicaciones también ha hecho suyo este concepto tan gráfico.

El caso más conocido, por lo menos para los que nos dedicamos a ello, es el glide path de los precios de terminación de las redes móviles: un calendario de descensos en los precios mayoristas regulados.

Los operadores móviles, tanto en España como en el resto de la UE,  se cobran unos a otros una tarifa por permitir al resto terminar una llamada en sus respectivas redes. Por ejemplo, cuando un cliente de Vodafone llama a otro de Orange, Vodafone abona a Orange un precio (regulado) en concepto de utilización de la red de este último.

Una decisión de la CMT de septiembre de 2006 estableció el glide path de las tarifas de terminación de los operadores móviles del momento (Orange, Vodafone y Movistar) con el objetivo de que en tres años (septiembre de 2009) todos ellos tuvieran el mismo precio: 7 céntimos de €, lo que suponía un descenso de hasta el 47% en los precios.

Un año más tarde se fijó la terminación y el glide path para Yoigo, al que se le permitió tener una tarifa más alta debido a que entró más tarde que el resto, con un mercado  más maduro y soportando unos costes unitarios superiores a los de sus competidores. El punto final del glide path de Yoigo para 2009 (en la misma fecha que el resto de operadores) es de 10 céntimos de €. No obstante, la CMT dejó claro que podrá revisar el plazo y el ritmo al cual el precio de terminación de Xfera debería converger con respecto al resto de operadores, teniendo en cuenta que unos precios de terminación superiores no se pueden perpetuar y que los operadores deben ser eficientes en el futuro.

En febrero de este año, y teniendo en cuenta la llegada de los operadores móviles virtuales, la CMT decidió que el precio de terminación y el glide path de estos últimos sería el mismo que el de su operador anfitrión (al operador de red al que le alquilan la infraestructura), al entender que un precio de terminación superior no estaba justificado en la medida que no debían soportar los costes fijos de desplegar una red de acceso.

Llegados a este punto habrá quien se pregunte ¿qué efectos tiene sobre el usuario final toda esta maraña de regulación de interconexión?

Ese precio (la terminación) es una tarifa mayorista, lo que significa que el usuario, en su factura, no ve esa transacción entre operadores, aunque esos precios sí tienen una repercusión en la factura final: a nadie se le escapa que llamar a alguien de su misma operadora (tráfico on net) suele ser más barato que llamar a un móvil de otra compañía (off net).

Pese a que las compañías no están obligadas a rebajar sus precios minoristas como respuesta los recortes de las tarifas mayoristas aplicadas por el regulador -recordad que los precios minoristas están liberalizados-, la acción reguladora, combinada con una mejora de las condiciones competitivas del mercado (menos barreras de entrada y más operadores) debería tener un efecto en los precios finales en el medio plazo.

Desde septiembre de 2006, si tomamos el ingreso medio por minuto de los operadores móviles como aproximación al precio medio del sector, las tarifas minoristas han descendido una media del 13% desde entonces hasta hoy.

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